Repasamos el último comunicado del gremio con un desglose de los hechos según se fueron sucediendo.
Por Elida Thiery – Demostrando una vez más que no hay resignación posible para la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina frente a la caída del “fideicomiso de amigos” para desembarcar en SanCor, el gremio salió otra vez a amenazar. “Continuaremos profundizando las medidas de acción sindical”.
Un comunicado tras otro, es interesante ver la forma en que se quieren instalar situaciones que no fueron como se describen y el modo en el que se intenta seguir sosteniendo ante los trabajadores de SanCor, ante los de la industria en general y frente a la opinión pública un negocio que ya no está vigente.
El gremio difunde públicamente y reparte entre sus afiliados una carta que recibe el Secretario General en persona, donde se muestra una declaración de Alexis Weitemeier, como apoderado de Fidulac SA, la sociedad fiduciaria del Fideicomiso SanCor Capital, donde estaban involucrados José Urtubey de Celulosa Argentina, Marcelo Figueiras del Laboratorio Richmond, Gustavo Scaglione del diario La Capital de Rosario- grupo Vila-Manzano, el abogado Leandro Salvatierra; y el empresario ligado al sector lechero, Jorge Estevez.
Ya sin señales directas de estos protagonistas desde hace muchos meses, lo que dice Weitemeier es que “la falta de implementación del proyecto de saneamiento de la Cooperativa obedece a demoras del Estado Nacional en cuanto a la respuesta de ciertos requerimientos y autorizaciones que le fueran cursados por el Fideicomiso y la Cooperativa”.
Finaliza indicando que “los miembros del fideicomiso tienen la firme voluntad de realizar los aportes de capital comprometidos, (he* incluso mejorarlo de ser necesario) como ya lo ha hecho saber a ATILRA. Para ello es condición necesaria, que el gobierno cumpla con el aporte de capital asumido, más el resto de las obligaciones imprescindibles para la sustentabilidad del proyecto y la atención de las necesidades de los trabajadores de la cooperativa, mediante la implementación de planes específicos durante la transición, conforme se acordara oportunamente”.
El error ortográfico marcado con el asterisco (*) es textual de la carta mencionada.
Esta es una manifestación de voluntad, que no abunda en detalles que jamás se conocieron dentro de un plan concreto para la Cooperativa, no hay fundamento económico de los privados para el fideicomiso, no hay cifras ciertas. Eso es lo que hizo que el Banco de la Nación Argentina no aceptara un desembolso de 60 millones de dólares (actuales 9.300 millones de pesos), porque el esfuerzo sería todo del Estado, para beneficio de los privados.
Sostienen fuentes del BNA que no estaban dadas las condiciones para generar este préstamo y que no había fundamentos para arriesgarse a una situación similar a la de Vicentín en la gestión anterior.
Cada planteo
Vale
la pena avanzar punto por punto en el comunicado emitido este
miércoles por Atilra, para esclarecer realmente lo que sucede.
Había
sido el gremio el que involucraba hacía una semana al secretario
de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario,
Fernando “Chino” Navarro, que a la vez tiene responsabilidades en
el INAES, el organismo al que reportan las empresas cooperativa y es
quién salió a poner la voz del Gobierno a estas demandas. Las
acusaciones que hace el gremio sobre su persona deberán ser
respondidas por el funcionario, pero en lo que refiere al proceso en
general amerita aclaraciones.
Los
números recientes de SanCor, con una recuperación en cuanto al
proceso de materia prima cercano a los 700 mil litros diarios, al
acortamiento de plazos de pago a sus trabajadores y a los proveedores
demuestran que no es tal la “falta de reacción y probada
incapacidad de los directivos de SanCor para sacar adelante a la
empresa sumergida en una larga y grave crisis cuasi terminal”.
El
gremio se arroga un salvataje, pero a la vez demuestra que se siente
parte decisoria del destino de la cooperativa, lo cual no es así,
porque SanCor es de los socios productores, no de los trabajadores.
“Nos obligó desde ATILRA a buscar distintas alternativas en
salvaguarda y protección de las y los trabajadores afiliados”.
Claramente que esto no fue así.
Sin
aclarar cuándo y haciéndolo pasar como algo actual, el gremio habla
de negociaciones con Fonterra, la mayor cooperativa láctea del
mundo.
“Mantuvimos reuniones y principos de acuerdos laborales”
sostienen y dicen desconocer los motivos por los que no se llegó a
un entendimiento.
Esta
situación se remonta al año 2016, no es actual sino previa a la
reestructuración que se inició en 2017. Consultando a fuentes que
estuvieron en aquellas negociaciones, destacan que no hubo avances
con la neocelandesa porque fue precisamente “por las exigencias
sindicales desmedidas que Fonterra se retiró de cualquier
negociación” y que sólo se habían mantenido a instancias de
SanCor.
Al
no haberse logrado nada con Fonterra se procedió al achicamiento de
la Cooperativa, de su Consejo de Administración, además de la venta
de plantas, marcas y negocios.
Según
el gremio, “continuamos en la búsqueda de soluciones y luego de
ingentes esfuerzos, conseguimos interesar tanto a un grupo empresario
dispuesto a arealizar una importante inversión, como al Estado
Nacional, uien comprometió públicamente su apoyo asumiendo el
compromiso de concretar soluciones de fondo para ponerla de pie,
propiciando la creación de un Fideicomiso que fue votado
faborablemente por la Asamblea societaria de la Cooperativa”.
Lo
real es que fue el ex ministro de la Producción, Matías Kulfas,
quien habría acercado a los empresarios a este negocio en el que no
iban a invertir nada propio, apoyado esto por recientemente salido
ministro de Trabajo, Claudio Moroni, el ex titular de Agricultura,
Julián Domínguez, e incluso figuras políticas de relevancia en
Santa Fe.
Lo
que indican fuentes vinculadas a estas negociaciones es que “mucho
antes de los cambios en los ministerios el Estado a través del Banco
Nación decidió no avanzar en un aporte de dinero público porque no
se tenía seguridad de la administración del fideicomiso. No había
claridad en el plan de trabajo, nunca hubo un detalle del plan y eso
es lo que alertó sobre la situación. Jamás se hizo mención al
aporte de estos privados en cuanto a fondos”.
El
gremio se encoleriza al intentar entender que la opción del
fideicomiso ya no es viable.
Dicen en el comunicado, “los
empresarios inversores no desaparecieron, sino que están esperando
respuestas y aprobaciones a las distintas presentaciones efectuadas
por escrito ante el Estado Nacional, necesarias para avanzar.
Segundo, porque no solo reafirman una vez más por escrito mediante
nota recibida su compromiso de inversión que en principio rondaría
los u$s 15.000.000- quince millones de dólares-, sino que,
habiéndoles solicitado nosotros un esfuerzo mayor, se mostraron
predispuestos a analizar nuestro pedido toda vez que lo hemos
fundamentado racionalmente. Tercero porque las superficiales
alternativas coyunturales que propone Navarro, revelan un profundo
desconocimiento del tema, dado que no constituyen solución alguna y
mucho menos presuponen recuperación y desarrollo sustentable en el
tiempo”.
Atilra
indica sin certeza y por apreciación propia en potencial que podrían
ser 15 millones de dólares los de los empresarios, sin embargo,
jamás se apuntó a esto en las diversas reuniones. Si esa cifra es
de relevancia, ¿por qué no podrían tener la misma importancia los
18 millones de dólares que adeuda Venezuela?. Esto es algo que ahora
el Gobierno entendió que tiene que tramitar.
El Sindicato, que
tiene cada vez más cuestionamientos por parte de sus trabajadores, a
instancias de las condiciones salariales que pactó en su momento
para los que pertenecen a SanCor, no responde ni atiende el tema.
“SanCor
incluso por la incuestionable excelente calidad y variedad de sus
productos, elaborado por nuestras compañeras y compañeros, puede
funcionar como láctea de bandera con precios testigo para el amplio
espectro alimenticio, cuestión no menor que tampoco debiera
desatender o ignorar el Estado Nacional”.
Claramente
el Sindicato no entendió ni lo que se dijo en las reuniones, ni lo
que en algunas notas explicó el propio Urtubey, que era generar un
ingreso de fondos para capital de trabajo, procesar hasta 1,5
millones de litros de leche, para que se transforme fundamentalmente
en leche en polvo para ampliar el mercado exportador. Esta era una de
las pocas cosas que se había esbozado por parte de los “amigos del
Gobierno”.
En
tanto, SanCor no puede generar precios testigo porque hoy trabaja
como una pyme láctea, con esa capacidad, entonces no tiene volumen
suficiente como para marcarle ritmo alguno al mercado. La Cooperativa
tiene hoy productos en Precios Cuidados, pero de ninguna manera puede
fijar líneas económicas que le sirvan al sector para guiar los
valores.
El
comunicado al acercarse a su final vuelve a indicar que “el
fideicomiso no se cayó, los empresarios inversores no
desaparecieron, su aporte espera la aprobación del Estado”. Todo
esto parece un mantra para poder revertir la realidad que es
contraria a lo que se enuncia, nada más que eso.
Atilra no
menciona en ningún momento un tema fundamental, sí mencionado en
varias oportunidades sobre el recorte de la planta laboral. Esto que
fue polémico dentro del gremio se terminó aceptando cuando se le
prometió entrometerse en la gestión de las decisiones del
fideicomiso, pero el recorte de mil puestos de trabajo es uno de los
temas que no asumió nunca el sindicato por operar en contra de sus
fundamentos.
No
es viable una empresa de 700 mil litros con unos 1.700 empleados. Eso
se debatió ante otras proporciones con Fonterra, se planteó en el
último año y medio, pero públicamente Atilra no se anima ni a
acercarse al tema.
El
gremio dice estar dispuesto a “dialogar con todos los sectores,
exigiendo seriedad en el tratamiendo del tema, veracidad en las
declaraciones e información, un piso mínimo de conocimiento en la
materia y que el Estado cumpla con el compromiso asumido”.
Mientras
esta apertura se contradice con una nueva amenaza, al indicar que
“continuaremos profundizando las medidas de acción sindical”, ya
sin detallar si será en plantas de la Cooperativa o a nivel
nacional, este marco perjudica a la real recuperación de la empresa.
La
incertidumbre que se presenta no es buena para un momento en el que
se debe avanzar en negociaciones para mejorar los plazos de pago de
las deudas impositivas, donde se debe pensar en seguir sumando litros
de materia prima, estabilización de mercados y negocios, pero
también mejoras de pago hacia trabajadores y proveedores, ya que no
puede haber proyecciones ante la amenaza constante de paros, bloqueos
o protestas.
Sería
muy positivo que Atilra entienda que la alternativa de los
empresarios cercanos a figuras que ya no están en el Gobierno ya no
está vigente, por lo tanto, deberían trabajar para facilitar nuevas
instancias que permitan normalizar las condiciones de SanCor, quizá
resignando la ilusión de un negocio que no pudo ser por falta de
seriedad y formalidad, pero que permitirá dar certezas que los
propios afiliados lecheros buscan hace más de seis años.
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