Ganaron una pasantía en una de las mejores cabañas Holando Argentino de nuestro país y vivieron el mejor evento lechero trabajando desde adentro. Conocé la historia de Roger y de Fidel desde la ExpoRural de Rafaela.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Hay que mirar a la lechería argentina con los mejores ojos, alejándonos de los desatinos políticos de décadas, de la sequía que se empieza a profundizar por tercer año consecutivo. Sabiendo que los animales pastan en los mejores suelos posibles, que tienen una producción excepcional, es en el corazón de la cuenca lechera donde todo esto parece natural, pero tiene mucha influencia del empeño del hombre en la tarea productiva.
Producir leche no es solamente la acción de una vaca comiendo alfalfa, aunque también puede ser abajo de un galpón, sino que tiene que ver con manejos integrales, con el vínculo entre las personas y los animales, pero también con la genética y sus secretos.
En la zona de Rafaela se concentran las mejores cabañas de la raza Holando Argentino y es dónde más y mejor se puede aprender todo esto, lo cual está demostrado por los profesionales que salen al mundo y ponen en práctica todas esas estratégias.
Este fin de semana tuvo lugar la 115° ExpoRural de Rafaela y la Región, una de las muestras con más historia del país, pero sin dudas la más importante para la lechería, con una pista que logró impactar al jurado canadiense Eric Hétu, que llegó por gestión de la Asociación de Criadores de Holando Argentino.
La cabaña La Luisa se quedó con el Gran Campeón Hembra, con Bangkok y la segunda más linda en Puros de Pedigree, Carolita. Fue la familia Miretti quien este año tuvo a dos pasantes de Perú trabajando en la muestra de Rafaela y también unos días en sus instalaciones de la localidad de Ataliva.
Roger Paucar Cahuana y Fidel Ahumada Quispe, son oriundos de los distritos Ayaviri y Santa Rosa, del Distrito de Puno al sur de Perú.
“Trabajo en dos establos lecheros privados y también tengo lo que es mío, que son 15 animales entre terneros y vacas, de Pardo Suizo”, Fidel; mientras que Roger tiene 60 ejemplares de la misma raza y trabaja en un tambo donde hay unos 500 animales, siendo una de las empresas más grandes de Puno.
“Allá en Perú trabajamos a campo libre, no estabulado como acá. En cuanto a la leche, la mayoría la procesa en pequeñas empresas, por lo general, para producir yogurt, queso, leche fluída”, comienzan contando sobre un negocio que es más reducido que en Argentina, no sólo por el rodeo, por las diferencias de manejo, sino que según la FAO el consumo per cápita está actualmente en los 81 litros por persona al año.
Según ellos el pago por litro es bajo, pero representa unos 0,50 centavos de dólar en promedio para quienes venden la materia prima. En otros casos, quienes también elaboran productos tienen números diferenciales, llegando al consumo como producto lácteo se hace una estimación de un valor de 1,50 dólares por litro. En cuanto a los quesos, los valores son elevados, ya que están entre los ocho y diez dólares por kilo, que se destina “para la gente que se da su trato, con mayor poder adquisitivo”, lo que en nuestro país se podría comparar con los productos de mayor valor en las heladeras para el consumo.
“Las personas consumen muchos lácteos, sobre todo los de menor valor, compran los quesos más económicos”, añaden.
Latinoamérica viene demorada en la forma de pago de la leche a la producción primaria y Perú lentamente se adapta a la calidad. En Puno se paga por litro, pero ya en la zona de Lima al valor lo define la calidad, como debería ser y tal como lo hace el mundo desarrollado.
“Es una preocupación que tenemos los ganaderos, no sólo de Peru sino de toda Sudamérica, porque la leche está en un precio bajísimo a nivel de mercado. En comparación con una gaseosa, que no es tan nutritiva como la leche, que no tiene el costo de producción que si tiene cualquier lácteo, está en unos tres a cuatro dólares para los consumidores en nuestro país; y la leche no llega al dólar por litro. Veamos la comparación de la inversión que se hace para la producción de cada una y no es comparable la tarea en el campo, los años de inversión, entonces todo eso no es compensado”.
Roger es muy concreto, “en nuestro país le estamos reclamando mucho todo eso al Gobierno. Hay tres o cuatro industrias que compran la leche y la procesan, vendiendo los productos a un precio altísimo y lamentablemente al productor no le pagan lo que le corresponde. Hace poco, gracias a los productores, se logró la sanción de una Ley a partir de la cual la leche que se vende al consumidor, como la entera, descremada, evaporada, tiene que ser leche pura de vaca”.
La medida tiene que ver con una estrategia de protección de la lechería peruana, para evitar que “la leche en polvo que se importaba se mezclaba al 50 por ciento con leche fluída y de esa manera bajaban los costos y las industrias no nos compraban la materia prima al productor en la cantidad que se necesitaba”.
Esta forma de trabajar de forma más ordenada, permite que esa estrategia sí se pueda usar para bajar costos en la fabricación de otros productos, pero no en la leche fluida que llega a la heladera de cada peruano.
Pasantía
Roger y Fidel participaron en Arequipa, una gran cuenca lechera donde la raza Holando Argentino es distintiva, de una jura de animales, donde se añadió una capacitación en cuanto a la preparación de los ejemplares para la pista.
Fueron casi 70 participantes en la tarea de presentación de ganado lechero y el premio para los mejores incluía una pasantía en Argentina en la cabaña de la familia Miretti.
“Hemos logrado ese cupo y estamos contentos, porque estamos viviendo una experiencia muy buena”, dijo Roger.
Llegados sobre la fecha de la ExpoRural, por tierra y superando todos los controles que eso supone en el cruce de tantas fronteras, tendrán esta semana la experiencia de estar en el lugar donde los animales hacen su trabajo y también visitarán otros tambos “para ver realmente como es el trabajo que se hace. Lo que nos interesa es poder estar cerca de los avances que se tiene en ganadería lechera, porque queremos poder implantar ese tipo de manejo en nuestras granjas”.
“Acá están muy avanzados en manejo, tecnología, no se utiliza tanta mano del hombre como en Perú” y eso es lo que más llama la atención sobre tecnología que hoy por hoy resulta básica en los tambos, como pueden ser los retiradores automáticos de las ordeñadoras o esos pequeños avances que mejoran la tarea cotidiana, sobre todo en la fosa de ordeño.
“En la previa de la jura ya se viven grandes experiencias. Esto es lo que nosotros queríamos ver, porque es muy distinto a lo que nosotros vemos en Perú”, indicaron. “Realmente es muy distinto el trato al que nosotros le damos en nuestro país, porque en cierto punto las vacas parecen ser tratadas como personas”.
Para Fidel “lo que más sorprende es la higiene que llevan dentro del establecimiento donde están los animales, la forma en la que se recepcionan las heces de los animales, con una higiene increíble, que es lo que queremos aplicar”.
Lo que ellos marcan es la atención personalizada de cada ejemplar, donde no se espera que se ensucie la cama donde pasan el día adentro del Galpón de Toros, por ejemplo, sino que se evita generar suciedad para que el confort de los animales y las personas sea el adecuado durante tantos días de exposición.
Este es un trabajo que demanda mucha mano de obra especializada, no sólo en cuanto a la higiene de los animales, sino en los baños diarios, el corte del pelo y su mantenimiento, la aplicación de spray con brillo, de cremas siliconadas para que luzcan perfectos a la hora de entrar a la pista y ser juzgados. “En Perú no se hace tanto trabajo como acá”, señala Fidel, teniendo en cuenta que se han ido haciendo cursos de preparación, pero aún no hay una profundización en esta especialidad como sucede acá.
“El cuidado antes del show es lo que queremos trasladar a nuestro trabajo” explicaron, mientras que la tarea en el tambo también les deja enseñanzas de manejo.
En la ExpoRural tuvieron turnos de trabajo como el resto del equipo de la cabaña, sin embargo ellos destacan situaciones que a nosotros no nos sorprenden tanto y sobre las que deberíamos enorgullecernos más.
“En Perú no se hace algo que vemos que sucede acá. El jefe, el dueño de la cabaña, comparten todo el tiempo con su personal. Comen juntos, trabajan juntos. Allá el dueño de los animales no se encarga de eso y no está con quienes trabajan para él. Eso nos sorprendió para bien, porque el personal trabaja mucho mejor así, en confianza y con mucha más motivación. Eso se ve en los resultados”.
Fidel y Roger hicieron todas las tareas que se requieren en esta actividad, incluso colaboraron en el ordeño y preparación para las vacas del Concurso lechero y sin decir cuál, cada uno tuvo una vaca preferida para la competencia en pista.
“Allá tenemos Holando Argentino, que le decimos Hollstein, en la zona costera, pero en Puno de donde venimos no es una zona tan llana como acá, con cerros y altura, entonces el clima es una limitante. A mayor altura menos oxígeno y los ejemplares de alta calidad genética no se adaptan, por eso se trabaja con cruzas que nos permiten tener una calidad lechera muy buena con el Pardo Suizo, que se adaptó mejor”, comenta Roger.
El clima es lo que genera algunos problemas lógicos de salud en algunos ejemplares. Con cuatro estaciones bien marcadas en Puno, sin riego artificial y dependiendo de las lluvias la producción siempre oscila, como en gran parte de nuestro país, pero con un régimen más marcado de noviembre a abril con precipitaciones que aseguran las pasturas, haciendo de los inviernos el momento de consumir reservas, e incluso balanceado para los animales de mayor productividad.
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