Allá lejos, del otro lado del planeta, hay un país que lidera la producción mundial de leche, que se tecnifica y que se abre al mundo para mostrar todo su potencial. Con alegría, sencillez y arquitectura impactante vale la pena transitar más de 15 mil kilómetros para conocer otra realidad.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - No es un destino turístico usual, no es sencillo ni económico llegar hasta ahí, pero realmente vale la pena vivir la experiencia que ofrece un país alegre, lleno de aromas, de sabores, pero sobre todo de colores.
Organizar un viaje a la India demanda cierto tiempo, porque más allá de encontrar los tickets aéreos más económicos y de menor cantidad de horas de viaje, se debe tramitar una visa, que para algunas categorías tiene costo, aunque también pueden requerir cartas de invitación y algunos requisitos más. Tener la vacuna de la fiebre amarilla será importante, al igual que las aceptadas internacionalmente por el covid, aunque los certificados no sean solicitados personalmente.
Fue el Congreso Mundial de la Federación Internacional de la Leche el que abrió una oportunidad única.
La manera más ágil de llegar desde Ezeiza es a través de Etiopía, en Africa, o algún vuelo con escala en Europa. Las otras alternativas están dadas por Turquía, por Dubai, e incluso Qatar. La forma más extensa es por Estados Unidos, ya que además de alguna escala larga en ese país, requerirá alguna más en el viejo continente, o por dos ciudades en el país del norte.
Superado el punto más complejo, se emprende el viaje.
En los aviones ya hay que empezar a preparar nuestro paladar tan invadido por la cocina italiana, la francesa, e incluso la española, de platos simples, de sabores claros y delicados, a una oferta siempre especiada y picante. El famoso “pollo o pasta” a 12 mil metros de altura seguramente llegará con el primer impacto de intensidad, sólo como un anticipo de lo que los días en India depararán a la hora de cualquier comida.
Al llegar a Delhi o a Bombay, como las principales ciudades receptoras de visitas, es probable que por la declaración jurada de salud que se firma antes de viajar pueda ser seleccionado para que le hagan un hisopado, que deberá pagar con su tarjeta de crédito o débito, a algo más de tres dólares. Sin poder negarse a la sensación, recibirá el resultado a las 24 horas, que de ser negativo quedará como una anécdota, aunque si resultase positivo deberá permanecer en el alojamiento seleccionado hasta que la enfermedad no le deje registro.
Sin simpatías en migraciones le otorgarán el ingreso, por el plazo que anticipaba la visa conseguida.
Del aeropuerto al hotel lo separará el primer impacto con una de las situaciones más llamativas de la vida hindú, el tránsito.
Si es de noche lo podrá imaginar, viniendo de un país alborotado como Argentina, pero si es de día conocerá rápidamente algo único en el mundo.
Los camiones, todos, tienen una leyenda en su tapa trasera que dice “toque bocina”, entonces comenzará a pedir explicaciones sobre la vida cotidiana.
Con autopistas impecables, aunque también colectoras que son barridas a mano, para poder pasar a un camión o vehículo de gran porte deberá tocar bocina para anunciar que por algún lado va a hacer la maniobra, porque parece que nadie se hace cargo de la conciencia circular de cada vehículo.
Con los volantes la derecha, al estilo inglés, no hay demasiadas reglas sobre carriles lentos o rápidos. Verá como en nuestro país subdesarrollado circular motos con más de dos ocupantes, muchos sin casco, pero no sólo en la dirección del tránsito, sino a contramano.
También pasará con algunas bicicletas, pero lo más llamativo es ver a personas caminando por autopistas o avenidas, aunque haya veredas disponibles, e incluso se podrá apreciar como esas personas se suben a colectivos que frenan en el medio de la calzada para cargarlos y seguir su rumbo.
Doblar en “U” puede ser una conducta habitual, pero no más que la acción constante de la bocina, que llega a un punto de ensordecer cualquier pensamiento.
“Para manejar en India hay que tener tres cosas”, puede explicar cualquier lugareño. “Buena conducción, buenos frenos y buena suerte”, así de simple es el resumen, sobre todo para quienes manejan taxis o vehículos profesionales que deben rendir anualmente para renovar su registro.
Más allá de eso, es un país donde hay mucha seguridad, porque en cada ingreso a un hotel o edificio de importancia hay detectores de metales y personal para tal fin.
No se ve mucha policía en la calle, pero tampoco hay sensaciones de inseguridad como podemos vivir en este sur del mundo.
La diferencia horaria de ocho horas y media es lo que le demandará mucho de su adaptación y para comunicarse con estas latitudes lo mejor es disponer de un reloj que lo remita directamente a este uso horario argentino.
La comida, toda picante
India
es un país que se entrega a sus visitantes y ofrece cada detalle
para disfrutarlo. Sin embargo, aquel primer impacto del plato picante
del avión será una simple muestra de lo que viene por delante.
Sin
desayunos continentales y con mucha comida típica, desde los
desayunos se percibirán platos muy especiados que ni en la primera
mañana dejan de lado el picor.
La
solución en la salida del ayuno para bajar las sensaciones puede
estar en el lassi, esa suerte de yogurt clásico de India que puede
ser natural o de mango, entre los sabores más comunes, para limpiar
la intensidad que se apodera después de cada bocado, no sólo de la
boca, sino que levanta la temperatura incluso del rostro.
Mucho
arroz, muchas verduras cocidas y crudas, algo de carne de cordero, es
lo que compone una diversidad en la gastronomía que distingue a cada
región de un país de 1.300 millones de personas. Se dice que el 95
por ciento de la población es vegetariana, por cuestiones de fe y
convicción, entonces en la cadena de hamburguesas más conocida del
mundo, el polló es la proteína por excelencia.
Los
dulces son muy dulces como en todo Oriente y aunque diferentes, son
los que alivian el efecto caluroso del resto de las comidas.
Hay
que destacar que en los hoteles existe un doble sistema de
circulación de agua y aunque en las duchas y lavabos el agua suele
ser segura, se recomienda no beberla, ni por una casualidad. A
sabiendas de eso, en las habitaciones hay siempre agua mineral a
disposición y en cantidad.
Gracias por ser como sos
Tenemos
a favor en nuestro país que no hay discriminación, ni por raza, ni
por religión. Si se da algún caso puntual es algo que lo vemos mal,
afortunadamente.
En
India tener características físicas europeas, latinas, nórdicas,
naturalmente llama la atención.
Las
personas ahí son sencillas, muy educadas, respetuosas y en cualquier
diálogo que uno entable en un inglés que es de compleja
comprensión, por la mezcla con el hindi o con cualquiera de los
principales 24 idiomas o de otros tantos dialectos, suele solicitarse
algo tan actual como tomarse una selfie.
Esto
no es sólo una sensación, sino que en muchos lugares donde habría
que presentar algún documento de identidad, aplica una frase
particular que ellos mismos pronuncian, “tu piel es tu pasaporte”.
En
muchos casos, las personas con un menor nivel educativo no hablan, ni
entienden, inglés, sin embargo se esfuerzan por intercambiar gestos
y elogios. Son las mujeres las que menos temen a ese intercambio y
agradecen mucho la valorización de su apariencia, de los saris, de
los colores y las diversas telas, pero también de las alhajas de oro
que usan no sólo en anillos, pulseras, o aros, sino también en
piezas que se utilizan como adornos en el cabello. Existe en la
simpleza una elegancia que en occidente hemos perdido.
Los
niños son alegres, tranquilos, son los que se animan a intentar
algún diálogo y si bien gustan más del cricket que es el principal
deporte, alguno pronuncia “Messi” al saber el origen argentino de
las visitas.
En
muchos lugares están los carteles que advierten “Por favor,
mantenga distancia de los monos”. Algo que nos distingue es no
obedecer a este tipo de situaciones y como buenos turistas
argentinos, podemos intentar renegar de las órdenes, entonces
acercarse a los micos puede suponer el robo de algún objeto, un
intercambio de miradas amenazante a partir de la cual los animales
muestran los colmillos y en los casos más extremos se registran
casos de mordidas nada sencillas de curar.
Los hindúes “sacrifican” a las flores para agasajar personas, figuras religiosas, e incluso para mejorar los espacios con pétalos en los rincones, en los ingresos a los hogares, a los templos.
Los infaltables
Para
muchos la India tiene estricta relación con ver lo que sucede en
torno al Río Ganjes, en la potencia económica y del entretenimiento
den Bombay, la historia de Calcuta, los puntos históricos donde
Mahatma Gandhi estuvo, pero también hay muchos que hacen su viaje
espirtitual en una diversidad de religiones que se aprecia en la
cantidad de templos que por todo el país se extienden.
Es
un infaltable entrar a alguno de ellos, para entender como otros
viven de una manera distinta esa conexión y las creencias, en una
diversidad que nos es inusual.
Los
mercados de alimentos, pero también de artesanías y otros productos
tienen que estar en la agenda de una visita a la India. Comprar
especies y té no puede faltar, ya que los productos son muy
económicos y tradicionales.
Los paraguas para la primavera son necesarios por las lluvias monsónicas que sorprenden en cualquier momento. Pasear en un autorickshaw, o como se los conoce en Thailandia, los tuk tuk es una aventura para hacerla en distancias cortas y a precios accesibles.
Claro que sorprenderse constantemente con las vacas caminando por la calle, haciendo su voluntad nos demuestra la interacción de la naturaleza con la modernidad, con un respeto absoluto de un animal que representa a las madres, que es sagrado y aceptado. Nadie puede dañar a los bovinos por convicción y por legalidad, ya que herir o matar a una vaca puede representar una condena penal asimiliable a la de alterar el ciclo vital de las personas.
Es imperioso pasar por Delhi, entender la dinámica de la ciudad, ver su entorno y visitar al menos la Puerta de India, su parque, e incluso algunos de los templos como el Akshardham o el de Loto.
Se puede optar también por llegar la “Ciudad Rosa”, como se conoce a Jaipur una ciudad donde además de palacios y mercados, podemos sorprendernos en la calle con elefantes utilizados como si fueran caballos.
Hacia el sur y con varios peajes en la autopista, en unas tres horas se puede llegar hasta la ciudad de Agra, que en algún momento fue capital del país y donde está una de las maravillas modernas, que sorprende al verlo en vivo, por más fotos que hayamos recorrido con su arquitectura.
Sin dudas, el Taj Mahal es un lugar fundamental de India y con unas horas en el lugar nos permitirá tener la sensación de plenitud emocional en un viaje intenso, pero que vale la pena.
Líderes ahora y hacia adelante
India es hoy el líder mundial en producción de leche, con 220 mil millones de litros al año, es autosustentable, proyecta exportaciones para el año próximo y se tiene la intención de tener a todo el rodeo bovino vacunado por primera vez en la historia para el año 2025.
Lentamente los productores primarios, que ordeñan a mano un promedio de 4 vacas cada uno, se irán tecnologizando para hacer crecer aún más al negocio en ese país.
Con industrias basadas en el esquema cooperativo, la diversidad de productos, la mejora en las líneas de proceso, pero sobre todo el control de calidad y el pago por ello es lo que hacen que este sea un sector que realmente crecerá en todos los estamentos.
Un país básicamente vegetariano, que tiene a la proteína de los lácteos como fundamentales para el consumo, que mejora la situación socio-económica de sus habitantes propone un futuro a mediano plazo de expansión que debe hacernos pensar en nuestras capacidades y en nuestras limitaciones.
Con apoyo político para crecer, la India está decidida a conservar por mucho tiempo este liderazgo mundial, apostando al mismo tiempo a la innovación y la investigación científica para consolidar la estrategia.
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