El hecho se dio luego de atropellar a un perro de un asentamiento vecino y se suma a las complicaciones constantes que le supone estar al lado de un asentamiento que no tiene control sobre los animales que ahí viven.
Por Elida Thiery - A los productores del periurbano de la ciudad de Rafaela no se les está haciendo sencilla la actividad de producir alimentos, esa que se desarrolla desde que se formó esta localidad, pero que ahora no tiene contención.
Desde hace algunos años las intenciones de dejar improductivas las tierras, por la idea que no prosperó de prohibir en dos mil metros desde el límite urbano la aplicación de fitosanitarios, pero que permanece en 200 metros y no se comprendió la necesidad de incorporar productos biológicos desde los 50 metros.
A eso se añade la inseguridad. Muchos casos de animales robados, faenados en los propios campos de las víctimas, pero más allá de caballos, cerdos sueltos, son muchos los productores que tienen que aguantar que vecinos de los sectores periféricos de la ciudad dejen a sus animales pastar en campos que no les pertenecen, que la propiedad privada sea violada de la manera más sencilla y que las autoridades no actúen en consecuencia.
Esta quizá sea una manera más de agotar la paciencia de los productores, de arrinconarlos en la alternativa de venta de sus tierras con fines inmobiliarios para expandir la ciudad y alejar a Rafaela de lo que fue su origen y hoy la base de un desarrollo industrial y comercial que cuando conviene se usa para elogiar a este punto del país.
Augusto Bruno tiene su campo en el suroeste de la ciudad, pegado a lo que en algún momento se transitará como la Variante Rafaela de la Ruta Nacional 34, detrás de uno de algunos de los barrios residenciales más exclusivos de la ciudad, e incluso a muy poco del incesante campus de la Universidad Nacional de Rafaela. Además de todo esto, es lindero a lo que se conoce como “Villa Chaqueña” un asentamiento que ya tiene más de tres décadas, al que nunca se lo intentó trasladar, simplemente para mejorar las condiciones de vida de las familias que ahí viven.
Hace algunos meses la Sociedad Rural de Rafaela trasladaba la problemática que esta cercanía le presentaba para su trabajo cotidiano - la nota se puede leer en este link https://ruralrafaela.com.ar/crece-la-preocupacion-por-la-falta-de-respuestas-ante-los-animales-sueltos/
Este miércoles en horas de la tarde, cuando estaba cortando alfalfa para hacer rollos, sintió un ruido abajo del tractor. Al bajarse se encontró con que un perro que venía de las casas vecinas estaba entre la máquina.
Es habitual que no sólo cerdos, sino también mascostas estén en su campo y deba estar más atento a eludirlos que a hacer su tarea como corresponde, además de tener que hacer limpiezas previas de los lotes, para que la basura que le arrojan no le arruine la maquinaria o la planificación de las actividades.
En esta oportunidad Augusto no estaba ni con su padre, ni con su sobrino, con quienes habitualmente asiste al campo. En la tarea de resolver el accidente con el perro, de golpe se da cuenta que se rompió el vidrio de la cabina del tractor y de inmediato tomó cuenta que se trataba de un disparo.
Hizo la denuncia, asistió personal policial y según las pericias se trataría de un arma calibre 22 que rompió el vidrio templado del tractor mientras el estaba abajo de la máquina.
Es cada vez más notoria la indefención de los productores agropecuarios en el periurbano de la ciudad, por las demoras insólitas en la resolución de problemas cotidianos, sin investigación en este tipo de eventos que ponen en riesgo la vida de estas personas dentro de sus propiedades privadas.
El delito rural en Rafaela y la zona está ligado a estas prácticas, el avance sobre campos ajenos, el pastoreo de animales en terrenos que no son propios, e incluso la agresión a personas y animales.
Mientras las autoridades locales, municipales y judiciales sigan postergando definiciones en este sentido, la situación solo podrá seguir empeorando. Quizá sea esto lo que se busca por quienes tienen ansias de hacerse de tierras de altísimo valor, pero sin dudas no es lo que corresponde.
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