Por Elida Thiery (Bichos de campo) - Después de un fin de semana cálido, pero ya lejos del agobio del calor del verano, esperando que llegue una pequeña lluvia se abrió una ventana de calma en el tambo destinado a maternidad que tiene Mapero SA.
Al norte de Rafaela, sobre la Ruta Nacional 34 una mañana tranquila sirvio para abrirnos la puerta, compartir una charla y también estar en el proceso del tacto de control entre las vaquillonas preñadas por primera vez.
Son cuatro los socios de esta empresa que tiene 1.400 hectáreas totales, todas bajo arrendamiento, con unas mil vacas en ordeño en el pico de producción y 600 cabezas en la recría. El promedio anual de producción es de 25 mil litros diarios, que no tiene el mismo ritmo a lo largo de todo el calendario porque se ordena de tal manera que la mayor merma esté dada al momento de iniciarse las pariciones.
Son tres tambos, dos muy cercanos y puros de holando con genética seleccionada, buscando animales más chicos y funcionales para la producción; y el restante en la vecina localidad de Presidente Roca que está mutando a animales cruza con Jersey y terminará siendo por completo de esa raza. La materia prima se deriva a una de las empresas más grandes y recientemente se hizo un acuerdo para vender también a una pyme de la región.
Entrar a un tambo significa ver personas, familias, chicos y una actividad constante, básicamente un grupo de trabajo coordinado y siempre en marcha. Ahí estaba Macarena Senn, la encargada de la maternidad con el desafío reproductivo concretándose todos los días.
“Yo estoy toda la temporada acá, el último parto va a ser a fines de septiembre y empezamos a fin de marzo. Las últimas terneras se van a ir de este campo a principios de noviembre y a partir de esa fecha ayudo con los tactos en los tambos, con los tratamientos, es el tiempo que utilizamos para acomodar todo para la temporada siguiente”.
En estas semanas dice “yo no me muevo de acá” y efectivamente es así porque está instalada en el tambo en un container acondicionado para tal fin donde junto al pasante veterinario Juan Pablo Invinkelried, que tiene amplia experiencia familiar en tambos y está a dos materias de recibirse, permanecen de guardia todo el día en estos meses de marcada intensidad de partos con recpeciones de entre 15 y 18 terneros por día.
Macarena tiene casi dos años desde que se recibió, con una experiencia previa también en tambos encontró en Mapero la posibilidad de trabajar de lo que eligió desde muy temprano en su carrera y estar cerca de su casa. Con ella se habilitó esta tarea que mezcla el gerenciamiento con la veterinaria y así se cubre de forma más integral la necesidad de semejante organización.
La pasión por el trabajo y la capacidad de estar en muchas tareas a la vez es la que hace la diferencia en la vinculación del equipo y la coordinación de todos los trabajos que hacen a lo cotidiano del tambo.
“Desde el 20 de marzo y hasta junio estoy como pasante, siendo esta la primera vez que se genera este vínculo con la Universidad Nacional del Litoral. Queremos que esto se haga todos los años”, dice Juan Pablo, sabiendo que entre los dos manejan la salud de las vacas y el día a día de los terneros, en un tambo donde los machos sólo se quedan unos días y luego se entregan para la cría en otras empresas.
Hasta este domingo nacieron ya 145 hembras y 51 machos, como resultado de un trabajo de reproducción que se inicia con semen sexado en vacas y vaquillas, se hace un repaso con semen convencional y post inseminación a los 30 días se hace un chequeo con ecógrafo que habilita la utilización de toros en los diferentes lotes.
La preñez se confirma a los 60 días y no se hacen más tactos hasta los siete meses cuando se hace el secado del animal y sale de la sala de ordeño.
“Este año vamos a tener teóricamente entre 750 y 780 pariciones. Ahora tenemos en preparto casi unas 300, hay en secado unas 400”.
A los ocho meses de gestación las futuras madres pasan a un preparto general, a los 15 días del parto quedan en preparto avanzado que permite que los alumbramientos se den en un solo lote, con control constante por si necesitan asistencia.
“Al principio por el calor algunas se fueron adelantando a la fecha. El estrés ayuda que se precipiten los partos” explica Juan Pablo, sobre una planificación que tenía contemplados 30 partos en marzo, que luego se recalcularon en 47 y terminaron siendo casi cien en menos de un mes.
Alimentación
El
manejo de la alimentación es clave en la organización y seguridad
de todo el proceso.
Los
terneros nacen y se calostran lo más rápido posible, salvo en el
caso de los que nacen a la noche, pero se los releva a las 5:30 de la
mañana. Cuando se entrega el calostro a los recién nacidos,
preferentemente en la primera hora de vida, se colocan las caravanas,
se pesan las hembras y se pasa a la provisión de agua, leche y
balanceado en la guachera cada mañana. En estaca, durante las
primeras 24 horas se les enseña a tomar leche y se les dispone
alimento, para estimularlos a comer.
“Como
los primeros 15 días son críticos, los tenemos separados por
estacas, con sombra y fardos que este año llegan a los 850 lugares,
sin repetir las camas para evitar enfermedades. Después se las pasa
a corrales en grupos de 18 animales durante 45 días más”.
Macarena indica que durante los primeros 30 días de vida tienen dos
tomas diarias de leche, en los 15 días posteriores se reduce a una
toma para pasar a partir de los 45 días a un deslechado completo y
la incorporación de fardo, siempre combinado con balanceado.
Las
terneras que van a enfermería están aisladas y controladas de
manera puntual, sin mezclarse con el resto del rodeo.
El
campo tiene un buen sistema de manejo de agua que permite una
provisión de calidad en todos los bebederos, colectivos e
individuales.
Con
provisión a campo de los balanceados para las vacas y el iniciador
para los terneros de la Cooperativa Guillermo Lehmann, se terminan complementando con reservas que
produce en su sector agrícola la propia empresa.
“La
leche para los terneros es la que ordeñamos en este tambo, porque
las vacas después de parir se quedan entre una semana y diez días,
para que la vaca se limpie y nos ayuda en la alimentación con tres
litros para cada ternero por día, que se les dan a la mañana”,
detallan sobre los 20 animales que se ordeñan en promedio todos los
días en una estructura simple, con brete a la par, muy funcional,
con corral y manga para el control de cada ejemplar.
Claro
que la mortandad es el dato que demuestra si el manejo es eficiente.
“El año pasado hubo 755 partos y tuvimos un promedio de 5,4 por
ciento entre hembras y machos. Ahora tenemos el objetivo de bajar de
tres puntos este año. Subimos los objetivos por un mejor control en
el calostrado, contando 5 gramos de proteína por decilítro como
bueno a excelente que se había logrado en el 60 por ciento de los
terneros y este año el mínimo que queremos lograr es el 80 por
ciento”. Actualmente están promediando el 84 por ciento, con la
temporada recién iniciada.
Lo
que el pasante indica es que ahora antes de los cinco días de vida
se les saca sangre y se chequea la forma de calostrar que tuvieron,
para poder ajustar manejos y acercarse al objetivo planteado, para
terminar ajustando una vaca resultante de peso, altura y
productividad más adecuada para poder tener más animales por
hectárea y así lograr más eficiencia.
Los
números hacen proyectar una disponibilidad de más de cien
ejemplares por año para la comercialización.
El
buen ambiente de trabajo, el control de todas las variables y los
logros que se van concretando colaboran con una tarea conjunta en la
que intervienen de forma fundamental Elías y Mary con sus chiquitos,
Alma y Teo, además de Silvina, Ezequiel. Coordinar un equipo no es
fácil, donde también intervienen otros profesionales externos que
prestan servicios ocasionales, pero claramente funciona por un gusto
por el trabajo que se percibe en todos y que es bien entendido por
los responsables de una empresa que es muy bien observada en toda la
región, por la tarea de calidad que hay en todos los procesos y en
el producto final que es la leche cruda.
En
la manga esperan unas vaquillas a las que hay que tactar, así que el
momento de charla se termina y la tarea del tambo continúa. Hay una
de las vacas que ya empezó con el primer parto del día y las más
ansiosas por la maternidad de alguna manera la asisten con una tarea
que es natural, pero que tiene la importancia fundamental de iniciar
toda una cadena productiva fundamental para que los alimentos estén
a disposición de cada consumidor.
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