Por Elida Thiery (Bichos de campo) - El Desafío Tambero está logrando mucho más que sus objetivos. De a poco se transforma en una suerte de cadena de favores, en esa idea de una sucesión de buenos gestos que se contagian, se multiplican y benefician a todos.
El primer fin de semana de junio se hizo la quinta edición de esta iniciativa solidaria que promueve el consumo de lácteos, la vida saludable y la práctica de deportes, para sumar kilómetros que representarán litros de leche.
Lo que surgió en 2021 en redes sociales con un tímido hashtag, hoy es un evento virtual que crece y que no deja de ayudar.
En esta oportunidad se consiguieron sumar 6.670,9 kilómetros que unas 325 personas aportaron durante dos días en redes sociales, en Twitter con #desafioTambero y en Instagram a través de la cuenta @desafiotambero, con el compromiso de donación de leche por parte de Mastellone Hnos., que por tercera vez apoyó esta iniciativa que reunió a quienes caminaron, corrieron, salieron a andar en bici, entre otras actividades, no sólo en diferentes puntos del país, sino también desde Uruguay e Italia.
En un año que no es fácil para la lechería en general, por el impacto de la sequía, la actividad llegó para renovar la mirada y entender que desde cualquier rincón se puede sumar, aunque la realidad no sea tan optimista.
Para orientar la donación se hizo una consulta entre quienes sigan al Desafío y llegó la sugerencia de la Fundación Sur Solidario, institución que es apadrinada por el cantante Axel, quien también colaboró con la promoción de esta fecha. Su trabajo es muy interesante, porque estacida en Banfield, Partido de Lomas de Zamora de la provincia de Buenos Aires, brinda alimentación, vestimenta, educación y todo lo referido a la formación de los niños que asisten a cuatro sedes. “Los Ángeles nos miran”, ubicado en Villa Independencia, dispone merienda y cena a 138 chicos de 1 a 17 años. “El Amparo de los Niños”, ubicado en el Barrio San José, Temperley, brinda almuerzo y merienda a 412 chicos de 1 a 17 años. “Las Tejedoras”, ubicado en Villa Albertina, Banfield, ofrece almuerzo y merienda a 75 chicos de 1 a 17 años; y “Puente Verde”, ubicado en Barrio El Progreso de Banfield que dá merienda y cena a 160 chicos de 1 a 17 años.
En tiempos de tanta vulvnerabilidad, de inestabilidad socio-económica nada mejor que ayudar a quienes allí encuentran contención y oportunidades para que en unos años puedan concretar sus sueños, mucho más allá de la limitaciones de hoy.
Pero en este marco hubo una localidad que hizo la diferencia.
El grupo organizador en el que participan los productores Tomás Gortari, Juan De Pian, Andrea Passerini, Gustavo Augel, Emmanuel Zappa y Julián Imhoff, había recibido un pedido especial con el inicio del año. La Escuela de Educación Secundaria Agraria N° 4756 Dr Héctor V. Noblia, de Vedia, no necesitaba una donación de leche, sino de vacas.
En el verano habían perdido a cinco animales que tenían para el tambo en el que estudian y trabajan los chicos que ahí asisten, a causa de intoxicación con el “siete de oro”, una más de las plagas que pasaron en los últimos meses. Parecía dificil poder encajar esta colaboración en el evento, pero el tiempo lo hizo posible.
Alejandra Vuletich, la directora de la escuela hacía tiempo que había entendido perfectamente la finalidad del Desafío y en esta oportunidad promovió este evento entre sus alumnos y las familias, pero también en el resto del pueblo. Fue así que entre todos sumaron cerca de 2.400 kilómetros ese fin de semana.
Uno de los ejemplos más trascendentes fue el de “Nacho”, un alumno de quinto año que al volver de un cumpleaños de 15 el domingo a la madrugada registró casi tres kilómetros caminados para llegar a su casa, con el criterio de colaborar muy claro. Ese gesto le valió el lunes siguiente el honor de izar la bandera en el patio de la escuela junto a Kiara, que fue la primera en empezar a sumar kilómetros aquel sábado.
Esta motivación y compromiso encontró una respuesta inmediata. El grupo organizador del evento tiene a varios de sus integrantes no muy lejos de la Escuela y fue así que se decidió la organización de seis vacas en producción.
La semana pasada Juana, Rita, Negri, Abril, Loli y Meme fueron elegidas en sus tambos para ir a la escuela a seguir trabajando para que los chicos de la escuela sigan creciendo en conocimiento. Fue creada en 1970 y es una institución de educación secundaria agraria, de gestión privada que actualmente tiene casi 300 alumnos, con dos secciones por año, que llegan hasta ahí desde el pueblo de Vedia, de Juan Bautista Alberdi y Leandro N. Alem.
Se forman en el lugar durante siete años técnicos en producción agraria, con una formación que se reparte en el turno mañana con la educación formal, mientras que por la tarde en la zona rural se dictan los talleres de las materias específicas, donde se desarrollan todas las producciones, ganadería de carne, de leche con el tambo, producción de aves, conejos, cerdos, que en ocho hectáreas propias trabajan y se forman a lo largo de todo el año.
El tambo de la Escuela tiene entre 15 y 18 vacas en producción, con productividad baja por animal con un promedio de 20 litros, acusando el golpe de la sequía. La leche que se produce se pasteuriza con una máquina que se le compró al INTA, para producir queso sardo y pategras, además de dulce de leche.
Si bien es de gestión privada, la institución no cobra ni matrícula, ni arancel, ya que se sostienen a todos los alumnos con la comercialización de los productos que en ella se generan. A los lácteos se suman productos como los dulces a partir de los frutales y las verduras y hortalizas también se comercializan.
“Producimos y vendemos todo lo que podemos”, explica Alejandra que además de directora y representante legal es una de las 52 docentes, que a la vez son dueños del establecimiento, en esta cooperativa educativa que “genera un gran compromiso con la escuela, con la educación de los chicos. No tenemos ausentismo y en nuestro plantel además de docentes de la educación formal tenemos a muchos profesionales como ingenieros, veterinarios que se encargan de las materias específicas”.
Para el Desafío Tambero, para la Fundación Sur Solidario y para la Escuela Agraria de Vedia, esta edición solidaria fue absolutamente un círculo de ganar-ganar, en el que la transmisión de valores sanos, de la solidaridad como estructura para la formación de los futuros ciudadanos y profesionales. “En el séptimo año nosotros nos enfocamos en las habilidades blandas, en la comunicación, el trabajo en equipo, la capacidad resolutiva, por eso nos formamos de muchas maneras y colaboramos con el futuro de nuestros estudiantes y el de sus familias”.
El Desafío Tambero no es más que una buena intención que logra objetivos, fortalece el mensaje positivo de la producción lechera, la industrialización y los lácteos, pero sobre todo consigue difundir la intención solidaria, de ayuda a quienes más necesitan una alimentación completa y que motiva a los que buscan una vida saludable a través del deporte y la actividad física.
Quizá sea todo tan sencillo como el propio Axel dice en su canción “vuelve, todo vuelve”, porque hay que hacer cosas buenas y claramente dar, sin esperar, ser solidario porque está bien y consumir lácteos que son derivados de la bebida más completa del mundo y que tiene una tradición milenaria que ningún fanatismo puede negar.
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