Por Elida Thiery (Bichos de Campo) - El rally mediático previo al balotaje lo lleva a Sergio Massa a intentar hablar de todo, a tirar datos poco exactos e incluso en la búsqueda de tener siempre la última palabra se lo encuentra corrigiendo a periodistas. Tratando de aportar claridad a las manifestaciones del candidato y también Ministro de Economía es que hoy tomando sus declaraciones trataremos de aclarar cómo está todo en el ámbito lechero.
Fue este martes que a su paso por Córdoba y habiendo brindado una extensa entrevista en la radio Cadena 3, terminó refiriéndose a la lechería sobre la base de haber recibido una carta de un productor que se la acercó y vivó el nombre de su adversario electoral.
“Hay 34.800 actores económicos de la industria láctea que están recibiendo por caída de precio internacional. No se si usted sabe que hay una enorme caída del precio internacional de la leche y de la leche en polvo, que ha bajado el precio para los productores. Estamos poniendo con un enorme esfuerzo fiscal un programa que se llama Impulso Tambero en el que le compensamos gran parte del producido a los tamberos”.
La cifra que dá Massa no existe. Hay en Argentina unas 670 empresas lácteas y unos nueve mil tambos para generar unos 11 mil millones de litros de leche anuales, que tuvieron en 2022 la exportación del 24 por ciento histórico, por más de 1.571 millones de dólares.
Agregó el presidenciable, “venimos haciendo cuatro programas Impulso Tambero que venimos sosteniendo para financiar parte del precio del productor directamente y me parece que el gran secreto es tratar de, le eliminé las retenciones a la lechería además, para las exportaciones, para ver si esa mejora de precio mejoraba el pago al productor y me parece que el gran desafío es en todo caso que tengamos la capacidad de ir bajándole además otros impuestos mientras tengamos la crisis, a cada uno de los productores lácteos para que puedan compensar la pérdida por la caída de precio internacional”.
Otro error profundo. El Programa Impulso Tambero se anunció el 6 de enero, se empezó a pagar en marzo, con cuatro cuotas mensuales con un tope de 600 mil pesos por productor, respecto a una producción promedio no mayor a cinco mil litros. En esa primera etapa en la que se pusieron ocho mil millones de pesos, fueron 4.593 productores los beneficiados.
Con mucho tironeo en el medio se llegó en septiembre a establecer una segunda etapa del Impulso en la que se pagaron hasta 800 mil pesos de cuota a 4.571 beneficiarios con un máximo producido de siete mil litros por día, destinando a esto casi seis mil millones de pesos.
Cuando se habilitó la baja de retenciones lácteas de forma temporal, que se ejecutaron entrado octubre y durarán hasta el final de diciembre cubriendo a menos del 20 por ciento de la leche de estos tres meses, aunque era pedido esto desde enero por el sector industrial para compensar pérdidas en la producción primaria, sumó el anuncio de la suba de subsidios y así se pagó la segunda cuota de la fase 2 con 20 por ciento de aumento y será lo mismo para otros dos pagos que se harán en noviembre y diciembre de hasta 960 mil pesos. Este es dinero de años y años de retenciones que vuelven al sector, muy tarde, pero no es que hay un aporte solidario estatal, desde donde sólo se busca el impacto electoral.
Massa hace dificil entender lo que dice en palabras cuando se lee. “Tengo clara la dificultad de la lechería, no solamente ahora. La sequía le generó perdida de capacidad de alimentación, la caída del precio internacional y además la dificultad de SanCor por aumentar su capacidad de producción porque no tiene crédito generaron caída de la demanda y eso generó caída de precio para el productor”.
Dificultades hay constantemente en los tambos, pero en este año con un acumulado de sequía tan fuerte, son peores. No hubo pasturas y por lo tanto fue complicado alimentar a los animales, pero más aún porque comprar rollos se hizo dificil por la caída de la oferta, pero más aún por el aumento del precio.
Hay una baja en los valores internacionales de los productos lácteos que viene marcándose desde marzo de 2022 particularmente en la leche entera en polvo que es el principal producto exportable argentino.
Siguiendo en su alocución, Massa el que no puede frenar el embate de Atilra y empresarios de su cercanía en SanCor, con la voluntad de hacerse de fondos públicos para esa aventura, mete muy mal a la Cooperativa en el tema. No es que SanCor está buscando vorazmente materia prima y esto impacta en el mercado, nada más lejano a eso.
Quizá sintió la necesidad de nombrar esto en lo que si se precisa un flujo de fondos coherente para poder trabajar y crecer progresivamente, hecho que se ve interrumpido por los bloqueos sindicales que llevan tres semanas y sobre los que el candidato/Ministro hace un “siga siga”, con dos fotos en dos meses junto al secretario general del sindicato lechero, Héctor Ponce, dando un mensaje confuso al respecto, mientras las medidas de fuerza se agudizan y se multiplican los aprietes no sólo a los directivos de la cooperativa, sino a los propios trabajadores que ven el riesgo en la continuidad de su fuente laboral.
Lo que omite Sergio Massa es que más allá del efecto de la sequía, ocurrieron dos cuestiones clave para el colapso de la lechería.
En primer término la aplicación de los sucesivos dólares Soja y Agro desde septiembre de 2022, que elevaron todos los costos y valores en el campo, no sólo de alimentación, sino de insumos. Para eso supuestamente se había puesto en marcha el Impulso Tambero.
A eso se agrega la amenaza de su Secretario de Comercio a la industria de cerrar las exportaciones en febrero si seguían ajustando precios al productor y en productos por encima del cinco por ciento, buscando así contener a una inflación desatada. Esto recién tuvo un final la semana anterior cuando el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, le pidió a los empresarios del sector “hacer el mayor esfuerzo” para recuperar precio en los tambos y así la leche cruda puede empezar a tener mejoras cercanas al nueve por ciento, respecto a lo pagado en octubre.
En la ambición de hablar de todo, de hacer el conocedor de temas diversos, de mostrar sin pudor que decide sobre todas las áreas de gobierno, el hombre que quiere tener continuidad en el primer cargo Ejecutivo de la Nación comete errores que caen muy mal en la lechería, que no hacen más que demostrar la búsqueda de votos y no de soluciones concretas y constantes.
Siendo un sector débil, sin lobby, que últimamente fue más representado por la industria que por las entidades de la producción, estas situaciones no son extrañas, siendo una vez más la lechería un rehén de las malas políticas y una víctima de su manso destino.
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