(USDA/Elida Thiery) - De acuerdo al informe del cierre del año del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, se pronostica que la producción de leche de Argentina caerá más del 2 por ciento en 2024, de las 11,7 de este 2023 a 11,5 millones de toneladas.
Estas cifras marcarían el segundo año consecutivo de caídas y una aceleración con respecto al año anterior, teniendo en cuenta el impacto de la sequía y los desajustes políticos y económicos para nuestro país que terminaron contrayendo la producción, industrialización y negocios.
“Los márgenes de los productores se han visto sometidos a una presión sustancial por parte de la moneda. La devaluación ha elevado el costo de los alimentos y de los insumos importados” en los tambos se indica desde Estados Unidos.
Finalmente, el análisis concluye que “se espera que los aumentos reduzcan el crecimiento de la producción por vaca durante el próximo año”.
Aplicando las miradas a su país, el USDA explica que 2023 fue desafiante para los exportadores de lácteos, afectados por el lento crecimiento económico entre importadores y aumentaron la competencia de Nueva Zelandia y la Unión Europea.
Un dólar débil que ayudó a amortiguar las pérdidas en el precio, llegando los valores de exportación de productos secos descremados, queso y suero a márgenes mínimos, por el debilitamiento de la demanda en China y el Sudeste Asiático.
A nivel mundial, las tasas de interés más altas impactaron en el gasto discrecional, afectando particularmente el consumo de lácteos, que no son alimentos básicos tradicionales de las dietas asiáticas, la región de mayor crecimiento para los principales exportadores.
En 2024, se espera que las exportaciones estadounidenses enfrenten obstáculos similares durante gran parte del año, porque la combinación de factores ha impactado la demanda lo seguirán haciendo hacia adelante, con recortes fiscales e impactos inflacionarios que siguen teniendo efectos en la demanda, sumado a la desaceleración de la inversión empresarial privada para las exportaciones manufactureras en mercados como Filipinas y Tailandia.
Los consumidores también han estado lidiando con alta inflación de alimentos, depreciación sustancial de la moneda frente al dólar estadounidense que también contribuyó con el aumento de los precios de los alimentos importados y los costos de la energía.
En China, el mayor mercado de importación de productos lácteos, el excedente de producción de leche cruda provocó subsidios gubernamentales para estabilizar al sector de procesamiento nacional y dieron como resultado una reducción de la demanda de importaciones de leche entera en polvo (principalmente de Nueva Zelandia). Como no producen cantidades significativas de productos de mayor valor como queso o manteca, los procesadores de lácteos compran la leche cruda y la convierten en leche en polvo para su almacenamiento y posterior utilización.
Las importaciones de suero de China también cayeron debido a una demanda más débil de fórmulas infantiles y alimentos para cerdos, influenciados por una mayor caída de las tasas de natalidad y precios más bajos de la carne de cerdo, respectivamente.
Los grandes acopios de leche en polvo entera y descremada seguirán limitando las oportunidades de exportación para Estados Unidos.
Se espera que las caídas interanuales de precios de varios productos lácteos estadounidenses persistan a principios de 2024, lo que presionará a los valores de exportación. Se prevé una mayor demanda de productos descremados en la segunda mitad del año, a medida que mejore la competitividad de los precios en Estados Unidos, sin embargo hay un estancamiento en los valores que arrastrarán a volúmenes débiles.
Los productos descremados promediaran 1,17 dólares podr casi medio kilo (una libra), siendo ocho por ciento menos que durante este año. por libra en el año fiscal 2024, 8 por ciento inferiores a los niveles del año fiscal 2023. Los quesos estarán en promedio en 1,71 dólares por libra, en la misma contracción que el resto de los producto, sobre todo durante los primeros dos trimestres.
Por esto se estima que 2024 tenga un comportamiento similar al de 2023, aunque la exportación de fórmulas infantiles puedan compensar algo de las pérdidas de los demás rubros.
En Australia, se prevé que la producción de leche aumente uno por ciento, a 8,5 millones de toneladas en 2024, a medida que la carne vacuna aumente, con precios del ganado en baja y menos disponibilidad de mano de obra, lo cual conspira contra la producción de leche, junto con las sequías de 2017 a 2019 que conviritieron a los tambos en unidades productivas ganaderas. Australia consume el 65 por ciento de su producción y exporta el resto, con una importación limitada, ante precios internacionales bajos que dejan más elevados los números internos.
En la Unión Europea se prevé una disminución marginal de la producción de leche, con una disminución de 200 mil toneladas, con lo que el total asciende a 144,6 millones. Una modesta mejora en la productividad de las vacas es insuficiente para contrarrestar reducciones adicionales de los tambos, con caídas persistentes en los precios de leche al productor, junto con los costos de producción altos, que continúan ejerciendo presión sobre los productores de leche, particularmente en los principales estados miembro como Alemania, Francia, España y Polonia.
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