Desde Malabrigo, Andrés Pinatti dice que la pregunta correcta no es cuántos tambos quedan, sino qué se puede hacer para ayudarlos

Por Elida Thiery (Bichos de Campo) - Dos veces por jornada el tambo desafía en la fosa, para saber si la tarea se hizo de la mejor forma. Sin embargo, los resultados productivos logrados en cada ordeñe no solo dependen de la habilidad tranqueras adentro sino del clima, de la economía y de la política.
Este cuadro hoy esta por completo desarticulado en el norte de Santa Fe, donde todas las partes terminaron complicando a los animales.
Los tres años de sequía fueron bravos, sobre todo el verano de 2023. Pero la salida de ese ”soplete” no fue sencilla. Con un régimen de lluvias que se fue normalizando, en diciembre comenzaron a presentarse excesos, que ya en enero de este año se transformaron en una pesadilla.
En Malabrigo, justo en el enclave de los departamentos santafesinos de 9 de Julio, San Javier y Vera, Andres Pinatti tiene su tambo, que es de los pocos que sobreviven en esa región. Con su hermano Damián son la tercera generación en la producción. La historia arrancó con una inversión de su abuelo tras ganar el primer Gordo de Año Nuevo que se sorteara a nivel nacional.
Junto a sus hijos, los hermanos Pinatti trabajan 137 hectáreas propias y 110 arrendadas. Hace un año tenían 600 animales en el campo, pero descartaron a todos los machos, a 80 vacas y hoy están ordeñando a 150 de ellas. Sacan 3.200 litros, mientras supieron estar en 33 litros diarios por animal no hace tanto.
Fueron muchos días de lluvia, casi dos semanas con barro en las patas y a las vacas les es difícil repuntar. El alimento está restringido, porque recién en marzo comienzan las pariciones estacionadas y serán tres meses muy intensos en los que el 70% del rodeo vuelva a ponerse a tono con las necesidades de materia prima del año.
Andrés sabe que no va a llegar a recuperar 270 vacas en producción, pero su objetivo a mediano plazo podría ser el de alcanzar las 200 a 210 vacas en ordeño, para recomponer un poco los números del tambo.
En la visita que hizo Bichos de Campo recorriendo el norte santafesino, nos contó que la decisión es achicar. Que no hay mucha alternativa. Que no pudo siquiera afrontar la propuesta de la Cooperativa de Malabrigo de engordar machos Holando para la carnicería que tiene la institución, entre otros negocios. Entonces la leche es la forma de seguir produciendo y viviendo.
Con un largo recorrido cooperativista, con gestiones de todos los días no solo para él, Pinatti es un gran conocedor del sector y del negocio lechero. Actualmente le entrega a García Hermanos (Tregar) y a dos de las cuatro pymes que hay en su zona. De esta manera puede asegurarse diferentes precios. Aunque en parte siempre depende de la demanda, va diversificando su negocio.
En Malabrigo hubo 182 tambos, hoy quedan 27. En aquel momento de esplendor, era Milkaut la que se llevaba toda la leche, pero con el cierre de la planta de Reconquista, con el ingreso de productos a precio diferencial desde Entre Ríos, el negocio empezó a cambiar.
“En estos meses les estamos dando las vacas los silos que tenemos y que nos den la leche que puedan”, describe la situación que vive particularmente en su tambo. Pero mucho peor está su vecino que sigue con agua dentro del campo. En el tambo de los Pinatti el barro se supera levemente con el alteo que hicieron en uno de los lotes, en la guachera, y por la estrategia de recría estabulada que tienen desde hace muchos años.
Antes de la inundación, que ya fue mutando por días de sol muy intenso, aunque aún haya animales con agua hasta la panza en algunos sectores mas cercanos a Reconquista, Andrés dio otra pelea que fue a reclamar a través del Defensor del Pueblo de la Provincia de Santa Fe, Jorge Henn, a la Empresa Provincial de la Energía una situación de abandono y desidia. Por intimación del funcionario provincial recuperaron un servicio que está lejos de ser digno para la producción y la generación de empleo.
La semana pasada los productores de las zona tuvieron una reunión con el secretario de Ganadería de Santa Fe, Ignacio Mántaras, y con el director provincial de Lechería, Carlos De Lorenzi. Se plantearon muchas situaciones, pero sobre todo la necesidad de tener caminos transitables, servicio eléctrico apto y también obras hidráulicas. Mientras tanto se las tienen que ingeniar para sacar la leche hasta la ruta para que así las empresas puedan hacer la recolección.
La tarea que la provincia se llevó para plantearle al ministro de la Producción es poder avanzar de manera inmediata en pequeñas soluciones estratégicas. El planteo fundamental es empezar las obras hidráulicas aguas abajo, poder limpiar los caminos y hacer las cunetas como corresponde, para que el agua empiece a correr, pero también pensar en el ripiado de caminos fundamentales. No como hizo la gestión anterior que tiró casi 18 kilómetros de piedra para el acceso a un camping de la región.
Los Pinatti tienen el tambo sobre la ruta S87 que parece un camino central, pero es un trayecto fundamental para la producción lechera, ganadera y agrícola, con huellas y barro constante.
En el encuentro con los funcionarios se hizo el planteo de motivar a los jóvenes, de entender que en las próximas generaciones está el futuro de la producción lechera. “Quizá el cambio que se pidió en las urnas en las últimas elecciones tenga un poco que ver con esto”.
Lo que dice Andrés es que hay que entender a las nuevas generaciones y hay que darse cuenta que “el asociativismo es el camino, porque el cooperativismo ya no está dando las respuestas, que los que vienen detrás de nosotros buscan”.
Siempre se pregunta en estos encuentros, ¿cuántos tambos quedan en la región, en la zona?. Pero jamás se hace la consulta correcta, que sería ¿qué podemos hacer por los pocos tambos que quedan? Esa es la verdadera pregunta que tienen que hacerse las autoridades y también las entidades de productores.
Hoy quiénes producen leche en el norte santafesino no se sienten acompañados y mucho menos en situaciones complejas como las que viven estas semanas. La crisis climática dificulta mas todo al estar acompañada por problemas políticos y económicos.
Hoy en Santa Fe, y en la lechería en general, hay que trabajar mucho sobre la sanidad en los tambos, hay que darle importancia a estas claves para poder avanzar en calidad de producto y poder después negociar un poco más de precio ante y las industrias en el formato que el productor quiera.
En un día de no tanta temperatura, pero si de mucha humedad, apuramos la charla con Andrés porque a las 15 tiene que volver a ordeñar. Él y su hermano alternan las semanas en la fosa produciendo junto a sus empleados, a los que les dan cada 15 días un descanso sobre el fin de semana, para poder retener una mano de obra fundamental. Esta estrategia les ha dado en el último tiempo excelente resulta, por ejemplo en la guachera, con más de 200 terneros y tan solo tres muertes en todo el periodo.
Andrés espera las respuestas, tal como sus vecinos. La política tendrá que decir por dónde empiezan a tomarse las decisiones y cuán ágiles serán. Sin embargo deja una cuenta final qué es muy interesante y que nos permite tener otra perspectiva del tambo y la lechería.
Según sus cálculos en su tambo, del cual viven cinco familias en total, se generan 2.200 jornales de trabajo al año y un contratista agrícola genera esa misma cantidad de ingresos en tan solo 15 días de una campaña.
El tambo realmente derrama la riqueza que es el trabajo y genera movimiento social en los territorios.
Todas las cuencas tienen sus características y también esta debe tener soluciones.

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