Una catarata de datos, para conocer a los tambos argentinos

Por Elida Thiery (Bichos de Campo) - El INTA, a partir de la Encuesta Nacional Lechera logra una caracterización del sector primario en cuanto a estructura del establecimiento, de manejo, de resultados por producción, económicos y perspectivas productivas.
Días atrás se conocieron las alternativas de la encuesta cumplida entre 2022 y 2023, entre 197 tambos de los 10.076 operativamente activos en todo el país, marcándose con esta estadística una nueva caída de las unidades de producción primaria, que volvieron a contraerse en la comparación interanual, luego de un mayor registro quizá impulsado por la disponibilidad de diferentes herramientas económicas para el sector.
En las principales diez cuencas lecheras de las cuatro principales provincias productoras, Santa Fe encabeza la generación de materia prima con el 38 por ciento, 35 puntos para Córdoba, 21 por ciento en Buenos Aires, quedando el seis por ciento para Entre Ríos. Diariamente el 33 por ciento de la leche cruda sale de tambos que producen entre mil y 2.500 litros, el 23 por ciento de tambos que generan entre 2.500 y cuatro mil litros, el 22 por ciento de los que tienen de cuatro a nueve mil litros, el 17 por ciento a los de menos de mil litros y sólo el cinco por ciento de la leche sale de los tambos de más de nueve mil litros.
En el relevamiento el 84,3 por ciento de las unidades productivas reportó déficit hídrico, mientras que el precio de la leche dicen que osciló entre los 0,366 hasta 0,402 dólares por litro, al tiempo que la relación de maíz con la leche estuvo entre 1,48 y 2,10 kilos por litro.
Los establecimientos relevados tienen en el 39 por ciento entre 100 y 200 hectáreas, seguidos en el 26 por ciento por los de menos de cien hectáreas y el 21 por ciento por los de 200 a 300 hectáreas, con una media de 193 hectáreas, mientras la superficie destinada a la lechería promedia las 129 hectáreas, siendo en los tambos más pequeños y estándar que la superficie lechera ocupa hasta el 45 por ciento de a tierra. Las praderas se quedan con el 49 por ciento de la tierra, los verdeos en el 11 por ciento y los granos/silos se quedan con el 19 por ciento.
La fertilización se hace en el 48 por ciento de las praderas y en el 62 por ciento de los maíces para silo. El 34 por ciento no utiliza los efluentes, el 38 por ciento no separa sólidos de líquidos.
La lechería se hace en un 23 por ciento en campo propio, 33 por ciento por completo alquilado, mientras que hasta el 50 por ciento de la superficie rentada está el 24 por ciento del total. Teniendo en cuenta que el valor de la hectárea declarado está en 9.594 dólares, el valor promedio del arrendamiento está en los 95 litros por hectárea al mes, con 36 por ciento de los casos en contratos sólo medios en litros de leche, en tanto, el costo de oportunidad de la tierra se estima en 4,8 por ciento.
La media de los tambos tiene 184 vacas totales, ubicándose entre 100 y 200 animales el 37 por ciento de las unidades, el 28 por ciento tienen menos de cien vacas, en tanto los de más de 300 vacas totales corresponden al 13 por ciento. De estos números se calcula en 83 por ciento el promedio en ordeño.
Hay una preferencia del 93 por ciento de la raza Holando para tambos con un solo tipo de animales, el 13 por ciento tiene dos razas, combinando en una amplia mayoría al Holando con otras cruzas y en menor medida con Jersey.
Los tambos tienen en el 15 por ciento brete a la par y el 61 por ciento dispone de corriente trifásica. En los corrales de esta el 59 por ciento tiene sombra artificial, el 26 por ciento tiene ventiladores y aspersores, ubicándose en el promedio el equipo de ordeño de 10 bajadas con equipos de frío de 6.800 litros.
En cada tambo hay un promedio de 2,5 tractores, el 64 por ciento tiene al menos un mixer, el 27 por ciento al menos una estiercolera.
En cuanto a la mano de obra, se estima en más de 10.700 horas de trabajo anual, siendo en el 39,3 por ciento que se utiliza mano de obra familiar, con el 84 por ciento de los casos bajo porcentaje la remuneración. Sólo el ocho por ciento de los productores hace la tarea de ordeño, que es la actividad que demanda el 33% del tiempo, las tareas generales quedan en segundo lugar, mientras que la gestión económica demanda el 19% del tiempo.
La mortandad de vacas está en el 5,7 por ciento y el descarte trepó al 18,5 por ciento.
El 34 por ciento de los tambos tiene asesoramiento agronómico permanente y contratado, el 28 por ciento no tiene, el 20 por ciento contrata de forma eventual y el 18 por ciento tiene un profesional en la familia.
El 57 por ciento no hace presupuestos financieros, el 43 por ciento no tiene gestión productiva y económica, el 40 por ciento lleva una planilla de Excel, mientras el 12 por ciento tiene un software de gestión. Finalmente el uso de suelo lo registra el 40 por ciento de los tambos.
La alimentación se abarca en el 40 por ciento por forraje fresco, seguido por silo y heno al 30 por ciento y el 29 por ciento se destina a los concentrados. El 14 por ciento de los animales está galpones, siete puntos no tienen pastoreo, el 47 por ciento no mezcla alimento y el 26 por ciento aplica autoconsumo.
Las guacheras tienen en el 74 por ciento cría en estaca con 11 por ciento de mortandad y 19 por ciento apuesta por crianza colectiva con 10 puntos de mortandad.
La edad promedio del primer parto está en 27 meses y el 50 por ciento recrió a los terneros machos en el campo.
La media de litros está en 3.379 por día, abarcándo hasta tres mil litros diarios el 60 por ciento de los establecimientos. La composición de la materia prima tiene 3,69% de grasa y 3,37 por ciento de proteínas.
El promedio de la productividad de la tierra está en 6.174 litros por vacas totales al año. La carga animal está en 1,47 en promedio, con una producción individual de 20,3 litros en promedio diario por vaca en ordeño. En relación a las hectáreas por vacas totales se consigue un promedio de 9.138 litros al año. Con este criterio la rentabilidad se estima en 0,11 por ciento, porque los gastos directos totales del tambo representaron el 78 por ciento del total del ingreso de cada unidad.
Es una característica del sector y se confirma, el 50 por ciento de las unidades productivas se ven a futuro creciendo, el 40 por ciento estables y el diez por ciento restante creen que pueden vender o alquilar su campo, ordenado esto por cuestiones personales, por falta de rentabilidad, por no tener continuidad familiar o baja intención de riesgo.
En esa línea el 50 por ciento de los tambos ya prepara a un familiar para continuar aunque el 70 por ciento no tiene planificado el plazo para esto, teniendo esos candidatos una edad estimada de 31 años, participando ya el 41 por ciento en la toma de decisiones.
Claramente en los últimos 22 años crecieron todos los indicadores en cuanto a carga animal, la relación de vacas en ordeño, la producción individual, diaria y también la productividad de la tierra.

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