(Por Elida Thiery - Bichos de campo) - La semana pasada el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) informó sobre la corroboración de tres brotes más de gripe aviar H5N1 en rodeos lecheros, dos en Michigan y uno en Idaho, que llevan así el total a 49 casos en nueve estados.
En este marco, se confirmó también el contagio de un humano, detectado de forma temprana y tratado correspondientemente. La publicación hecha por The New England Journal of Medicine, repasa los estudios realizados por Steve Presley, director del Laboratorio de Investigación de Amenazas Biológicas de la Universidad Tecnológica de Texas, donde se detalla enrojecimiento y malestar en el ojo derecho a finales de marzo de 2024, no habiendo estado en contacto con pájaros, ni con aves de corral, pero si con vacas que habían mostrado signos de enfermedad.
El USDA anunció en este marco un fondo de ayuda para los tambos afectados por casos confirmados de influenza aviar para ayudar a contener la propagación del virus y así resguardar la salud animal y pública.
La intención es poder cubrir costos extraordinarios para incrementar medidas mejoradas de bioseguridad, equipos de protección para los trabajadores, tratamientos térmicos para la leche contaminada, honorarios veterinarios y de pruebas.
La influenza aviar se propaga rápidamente en aves de corral y tiene alta mortalidad. Las vacas enfermas normalmente se recuperan en un plazo de dos semanas, pero eliminan partir del virus a través de la leche.
En este marco se prohibió en abril el transporte de la mayoría del ganado lechero lactante entre estados, para reducir la propagación del virus.
Los Centro de Control y Prevención de Enfermedades han dicho que el riesgo es bajo para los humanos. La FDA ha encontrado fragmentos del virus en el suministro de leche del país, a pesar del requisito de desechar la leche de las vacas enfermas, pero la agencia ha determinado que la pasteurización neutraliza su amenaza.
Con 200 millones de dólares disponibles, la ayuda se repartirá de la siguiente manera. Hasta dos mil dólares mensuales por unidad productiva infectada para equipo de protección personal y lavado de uniformes para trabajadores. Hasta ocho mil dólares por productor para el tratamiento térmico de la leche de vacas enfermas para inactivar el virus antes de su eliminación. Hasta diez mil dólares por establecimiento para honorarios veterinarios y recolección de muestras para pruebas. Finalmente se darán 1.500 dólares por tambo para desarrollar planes de bioseguridad y capacitación.
En este marco no se descarta una compensación por la leche perdida, tanto por parte del Gobierno Nacional, como de los estatales.
Los CDC han dicho que el riesgo es bajo para los humanos. La FDA ha encontrado fragmentos del virus en el suministro de leche del país (a pesar del requisito de desechar la leche de las vacas enfermas), pero la agencia ha determinado que la pasteurización, proceso instaurado desde 1860, neutraliza su amenaza.
Se está fortaleciendo una campaña en contra del consumo de leche cruda, obtenida directamente de los tambos. A pesar de todo este cuadro, la firma Nielsen IQ destacó que desde fines de marzo, cuando se confirmaron los primeros casos de gripe aviar en vacas lecheras, las ventas semanales de leche cruda de vaca han aumentado entre 21 y 65 por ciento, en la comparación interanual.
En cuanto a los mercados internacionales, los lácteos estadounidenses están siendo chequeados y hablitados para el consumo humano, por no tener trazas del virus y se permite su comercialización, sobre todo en destinos como los asiáticos. Este es un dato importante en el camino de la recuperación que intenta Estados Unidos, luego de un 2023, en el que se facturaron 8.110 millones de dólares, el segundo valor más grande de todos los tiempos, pero 16 por ciento menos que el año récord que fue 2022.
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