Vilella salió a poner a la cara por la chicharrita, para que “la gente conozca la realidad”

Por Elida Thiery (Bichos de campo) - El viernes de la semana anterior, mientras ningún funcionario nacional estaba en el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario por el primer remate de soja de esta campaña, se conocía la convocatoria a la primera actividad formal del Secretario de Bioeconomía en el interior del país.
Ya el lunes se aclaraba que, después de una reunión con productores que se haría en la Sociedad Rural de Rafaela, no iba a haber conferencia de prensa, quizá para responder algunas dudas sobre el eje de la convocatoria, el spiroplasma, la chicharrita del maíz y las medidas a futuro sobre esta que terminó siendo la crisis principal de la campaña agrícola.
Ya en martes y antes de esta reunión, que no dejó muchas novedades, Fernando Vilella recorrió parte de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Rafaela, la más lechera del país, en la que se secuenciaron diferentes genomas completos del Covid, en la que se desarrolló la primera cepa vacunal contra la leucosis bovina, o donde se instaló el primer tambo robótico del país.
Allí frente a los ministros de provincias a lo largo de Buenos Aires a Jujuy hizo evaluaciones, pero también recibió demandas de ayuda que por el momento la Nación no las tiene contempladas.
Gustavo Puccini, como titular de la cartera santafesina de Desarrollo Productivo, le contó a Bichos de Campo que fue una de las primeras provincias que planteara el avance crítico de la situación, que en ese territorio fue declarada plaga. “Ministros y secretarios de agricultura de once provincias nos pusimos al tanto del comité de trabajo, los protocolos, una red de monitoreo y vigilancia, pero después hubo un pedido unánime a partir de lo que hemos escuchado de los productores que fue el pedido de créditos para poder paliar esta situación. Hay que generar un puente financiero, hay que pagar deudas, hay que pensar en las siembras que se vienen, por eso pedimos al Gobierno Nacional que pueda disponer a través del Banco Nación una línea especial para la chicharrita”.
Básicamente las provincias pidieron fondos de emergencia agropecuaria, en formato de créditos que la representación de la banca oficial dijo llevarse este martes como una inquietud, algo que ya debería estar pensado.
Rodeado de toda la plana principal que contornea a la Secretaría de Bioeconomía, como son las autoridades de Senasa, INTA e Inase, Vilella llegó al predio de la Rural de Rafaela para tener un breve encuentro con las autoridades que le dieron lugar, para luego sentarse frente a productores e instituciones diversas de la producción agropecuaria.
Como si no se animara a ingresar por el acceso principal y por el centro de un salón mediano, el Secretario entró por una puerta lateral, intentando disimular su presencia ante un inofensivo grupo de periodistas de la región que lo esperaba. Todos sabían que no iban a poder hacer preguntas y cumplieron, incluso cuando se abrió la instancia de consultas que por escrito se debían hacer en un papel que era chequeado antes de su lectura.
El respeto es algo que prevalece en cualquier reunión de productores, incluso hasta en los momentos más tensos de la historia reciente, pero quizá no haber transitado nunca esas situaciones hace que los temores se multipliquen. Luego de algunas preguntas se permitió circular un micrófono por el auditorio, lo cual hizo un poco más llevadera una reunión acartonada que no entregó novedades.
Fueron salientes dos intervenciones. Una fue la de un productor de Río Cuarto, repasando lo que fue el mal del maíz en esa zona, las acciones que permitieron superarlo y las inquietudes que ahora presenta el spiroplasma. La otra, de un dirigente santiagueño.
Edmundo Rúveda de la Sociedad Rural de Bandera cumplió con el mandato de su entidad, trasladar la cuestión clave que va más allá de la enfermedad. “Va a cambiar el cultivo de maíz, vamos a usar quizá híbridos más tropicales y vamos a tener menores rendimientos, por eso hacia adelante el cultivo no va a tolerar retenciones. Eso va a ser un proceso de dos o tres años y tiene tiempo el Gobierno para adaptarse a eso”.
No hay que elogiarlos a los agricultores como lo hiciera Fernando Vilella al final del encuentro diciendo que “han sido sustento para el país, son unos verdaderos héroes en la Argentina”, sino que también hay que dar respuestas concretas y sobre todo, cumplir con promesas de campaña, estando los derechos de exportación en el eje del excel del campo.
Sólo teniendo en cuenta la zona de influencia de Bandera, en unas 250 mil hectáreas de maíz que cubre el 50 por ciento de la superficie cultivable, se tiene un daño aproximado al 80 por ciento. “El productor va a quedar muy golpeado, pero no porque haya sido imprudente, porque hasta fin de febrero el maíz estaba excelente y con la proyección de ingreso sabíamos que los que menos iban a rendir siete mil kilos, pero con este cisne negro muchos lotes no se van a cosechar, algo se está cosechando para grano húmedo con destino hacienda en unos 1.200 kilos con 30 por ciento de humedad, que da un neto de 800 kilos”.
La comitiva fue invitada a ir a los lotes, a las zonas más complicadas para que realmente entiendan el impacto.
A pesar de la reticencia de contactarse con la prensa, el funcionario dependiente del Ministerio de Economía accedió a algunas consultas breves y sólo sobre el tema en cuestión.
En 50 segundos nos respondió dos preguntas. “Desarrollamos este tipo de encuentros porque necesitamos coordinar acciones público-privadas, que la gente conozca la realidad”.
Dificil de leerlo y tratar de desentrañar qué será lo que sucede y los productores no conocen.
Dice Vilella que luego del encuentro con autoridades de una amplia región “estamos generando acciones coordinadas entre todos para enfrentar esto, porque no se va a resolver con un agroquímico mágico, ni con un genotipo que no lo hay, se va a enfrentar con coordinación y trabajo en conjunto”.
El cierre de una declaración fugaz fue también controversial, porque no es más que lo que significa la función pública. “Vinimos a evacuar dudas, las que aparecieron son las que nosotros mismos tenemos y eso está muy bien. Queremos dar la cara y estar en territorio”.
No hubo plazos, no hubo agenda, ni certezas, pero así al menos comenzó una gira por el país que no es más que lo que debe hacer la política para tomar decisiones, para decidir por los ciudadanos y en definitiva para lo que fueron convocados a los cargos.

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