SanCor pondrá en marcha su planta de Sunchales, después de diez meses de bloqueo de Atilra

Por Elida Thiery (Bichos de campo) - A pocos días de cumplirse los diez meses del inicio del bloqueo de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina, esa medida repentina que paralizó a SanCor Cooperativas Unidas Limitada, impulsada para tratar de entrometerse en la empresa, sin éxito en el objetivo, sin trascendencia desde los sostenes políticos y con mucho sufrimiento para toda la fuerza laboral, se cierra ese capítulo de la historia.
La Carlota, Devoto, Gálvez y Balnearia, que ya vienen trabajando desde el comienzo del año con total normalidad, tendrán ahora el acompañamiento del corazón de la láctea, porque en los próximos días estará nuevamente con funcionamiento pleno la planta de Sunchales.
Los meses de una paralización violenta, de aprietes a trabajadores, de un amedrentamiento constante, se cierran con el inicio de la puesta a punto de toda la maquinaria, para volver a producir como nunca se debería haber dejado de hacer, pero sobre todo para normalizar la provisión de leche maternizada, esa que fue la primera que se vendiera a nivel global en supermercados.
No quedarán en el olvido estos meses de padecimiento, del sufrimiento de unas fiestas de fin de año lamentables para todo el personal, las situaciones violentas, los inventos, de todo tipo de acusaciones que el gremio intentó esgrimir para justificar lo que terminó esta tarde de martes.
Atilra firmó con SanCor el acuerdo que le pone fin a todo eso, escrito con las letras más oscuras del sector lechero; y se inicia un recorrido hacia la normalidad en la que sigue siendo una cooperativa, que se sostuvo a pesar de todos los golpes y junto a todo su personal.
Vendrán días de una tarea operativa y técnica muy importante, pero luego se sumará la recuperación de materia prima para poder abastecer a esta planta que estuvo tensa y silenciosa desde aquel 17 de octubre.
En las últimas horas, el propio gremio hizo circular algunos lineamientos del acuerdo con SanCor, que según fuentes vinculadas a esa representación laboral, termina siendo muy recortado y diferente de lo que se presentó en un principio.
Ya sin apoyo interno, con plazos muy extendidos, pero sobre todo con los intereses del sindicato muy claros, los trabajadores que retuvieron sus tareas recibirían una cifra cercana a los 18 millones de pesos, pagaderos a partir de diciembre y en 60 cuotas, a lo que deberán descontar los aportes que les hiciera Atilra en efectivo y en negro, para sostener la medida de fuerza.
Por su parte, quienes están bajo el régimen de “jornada libre”, dispuesto también por el propio sindicato; y quienes se quedaron sin trabajo al cerrar en noviembre la planta de San Guillermo, percibirían unos 12 millones de pesos, menos los respectivos pagos que le deberán hacer a Atilra.
Con pérdidas que a esta altura son incalculables para la empresa que se sostuvo en 400 mil litros de proceso diarios, que no consiguió que se deteriore su calidad, ni su trascendencia de marca, comenzará esta semana a transitar el curso de la solución más completa posible para recuperar su capital de trabajo.
¿Se podría haber evitado todo este escándalo?. Por supuesto, una negociación racional hubiera sido lo único necesario para que el sindicato reclame montos diferenciales, por ellos acordados allá por julio de 2017, sin embargo, se eligió la forma más cruda para llegar a un acuerdo que también termina más deteriorado por el tiempo.
Sin mérito del gremio, quienes trabajaron a medida que los delegados se lo fueron permitiendo (aunque se lea así de extraño), recuperaron las diferencias respecto a las paritarias generales y con ello la dignidad de poder cumplir con sus deberes.
En pocas horas Sunchales volverá a estar en marcha y con ello SanCor conseguirá la plenitud por muchos combatida.
La Cooperativa no se entregó, sus trabajadores la sostuvieron y quienes la atacaron, desde adentro y desde afuera, quizá tengan el tiempo de entender la dimensión de un gran daño forzado.

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