Así lo demostró el Ing. Gervasio Piñeiro de la FAUBA, en un ensayo realizado por Aapresid en el centro-oeste santafesino.
Por Elida Thiery - Días atrás la Regional Rafaela de Aapresid desarrolló una jornada correspondiente a la Red de Cultivos de Servicios, para acercar a los productores los resultados de los ensayos de estos últimos meses.
En un campo lindante con la variante de la Ruta Nacional 34, en el sector oeste de la ciudad, este capítulo de UPA Rafaela (Un Productor en Acción), permitió entender la importancia de estas variedades, camino a la campaña gruesa.
Gervasio Piñeiro es Ingeniero Agrónomo, docente de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Buenos Aires e investigador del Conicet-IFEVA. Fue uno de los disertantes del encuentro y es un gran divulgador en la materia.
“Estamos en uno de los lotes pertenecientes a una red en nacional donde se siembran cultivos de servicio, que sembramos pero no cosechamos, porque son cultivos que se siembran para mejorar la salud de los ecosistemas y hay casi 20 sitios en todo el país con experimentos de este tipo, que nos sirve para hablar de esto, pero también de otras tecnologías disponibles en la zona para para cultivar mejor”.
Los que se vieron, sembrados puros en mezcla, fueron centeno, vicia villosa, rábanos, ryegrass, rabanito y avena negra, ademas de un barbecho largo sin cultivo.
“Lo que comparamos acá es el consumo de agua o la disponibilidad que hacen de agua, comparados con el barbecho y cuánta biomasa, cuánto están creciendo, cuántas raíces producen, cuánto nitrógeno fijan del aire, distintos servicios que dan esos cultivos que se miden en esta red para básicamente probar especies para la zona, probar efectos están benéficos como control de malezas, todo servicios que nos dan estos cultivos, que después nos ahorramos herbicidas, fertilizantes, usamos menos laboreo, porque producen descompactación. Infiltran más agua y generan materia orgánica, que son capitalizados por los cultivos de renta, con más rendimiento”.
En tiempos donde la sequía es la que manda, fueron los cultivos de servicio los que pudieron generar algunas diferencias en los lotes.
Para Piñeiro hay que prestar atención. “El cultivo de servicio mal hecho es al que no se le diseña bien el período de secado, de terminación, desde ahí hasta el cultivo de renta siguiente, a lo que vamos a llamar barbechito, porque es corto en comparación al barbecho tradicional. Tenemos que pensar cuánto va a tardar ese barbechito, un mes, un mes y medio, tiene que ser lo suficientemente largo para que capture agua. Cuánta es su duración en función de la fecha de siembra de la soja o del maíz que le siguen. El error más común es darle un corto barbechito, a veces de una o dos semanas, que no es suficiente para infiltrar el agua”.
Lo que los ensayos demuestran es que “los barbechos largos consumen mucha agua. El uso consuntivo de agua, por evaporación o porque no se escurre, son 250 milímetros que se van con el barbecho y se pierden, mientras que los cultivos de servicio consumen, quizá lo mismo, pero en las parcelas con barbechito entra más agua y así los cultivos de renta tienen más agua disponible, además de fijar nitrógeno, reducir malezas, bajar los costos. Los números están mostrando que se rompen los paradigmas, porque los barbechos largos consumen un montón de agua”.
“Un cultivo de servicio consume agua, pero termina infiltrando más, para poder implantar de mejor manera soja o maíz”.
Tienen los agricultores que empezar a manejar de mejor manera todos estos conceptos, para mejorar los resultados en cada campaña, pero también para elevar las prácticas y aportar al ambiente.
Les cuesta a muchos productores organizar los cultivos de servicio, sobre todo si en el primer intento lo hacen mal.
“Si yo hago bien mi barbechito, el cultivo de servicio no debería consumir más agua que el barbecho largo. Hay que empezar a pensar en matar el cultivo el día que corresponde, para capturar el agua. No hay que ver el cultivo y querer seguirlo, porque no se tiene que meter en la primavera para que no sea un problema”.
Piñeiro es directo, “con el agua no se jode”, “si se tiene ese cuidado en el tiempo del barbechito, no habrá limitaciones en la adopción de los cultivos de servicios, para los que también se gasta plata”.
El ejemplo son las vicias, que tienen una inversión de 60 a 80 dólares por hectárea, sin embargo, devuelven 120 dólares en ahorro de fertilizantes, “se pagan a ellas mismas”. Lo mismo pasa con las malezas, que también generan ahorros en herbicidas y permiten a la vez el pastoreo para productores ganaderos.
Así “los cultivos de servicio son super rentables, porque además generan un capital de materia orgánica en el suelo que se va a terminar viendo a largo plazo. Si se hacen bien, los productores que empiezan a dominar esto, no los dejan más, incluso en años secos”.
Con la lluvia de las últimas horas, la primera de importancia en muchos meses, con más de 30 milímetros registrados en el campo donde se hizo el evento, las evaluaciones permitirán seguir demostrando la utilidad de los cultivos de servicios, sobre todo durante la campaña gruesa.
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