¿Es este el momento más complicado para SanCor?

Por Elida Thiery (Bichos de campo) - Se puede decir que SanCor Cooperativas Unidas Limitada supo ser la empresa láctea más importante del país, pero también la que más crisis acumula en el tránsito de sus 87 años.
Tiempos de grandeza, de expansión, pero también de malas administraciones, de achicamiento, reestructuración fueron sucedidos por decisiones desacertadas que hoy la llevan al momento más complejo y de dificil resolución.
Los puntos más álgidos y críticos se pueden situar en 2005/2006 cuando llegaba el salvataje venezolano, también en febrero de 2017 cuando en un día no se procesó ni un litro de leche, también el 17 de octubre de 2023 cuando la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina iniciaba un bloqueo de diez meses, por no haberse aceptado su voluntad respecto a un grupo inversor irregular, pero ahora, desde julio y con la firma de un acuerdo pésimo para la cooperativa el declive es indiscutible.
En lugar de pensar en las pérdidas multimillonarias que se generaron durante el bloqueo, en la necesidad de generar condiciones para que lleguen inversiones que le permitan oxigenarse a la láctea, lo primero que se acordó fue comenzar a pagar deuda al gremio y a los trabajadores que obedecieron las órdenes de Héctor Ponce para paralizar la empresa, no al resto como se suponía que debía ser.
Desde mediados de año lo que se hizo fue pagar esos pendientes, quizá alguna deuda financiera, pero no se pudo avanzar en generar planes de pago con prestadores de servicios fundamentales como los de energía eléctrica, o incluso de algunos insumos.
Lejos de tomar las riendas de SanCor, lo que se facilitó es que el gremio siga definiendo el funcionamiento de la empresa, poniendo en el sistema de jornadas libres a los trabajadores que habían trabajado durante los meses de bloqueo, que son los que sostuvieron a la empresa, dejándolos por diferentes plazos sin actividad laboral y cobrando 75 por ciento del salario, incluso para personal abocado a la actividad comercial.
Los trabajadores obedientes asisten a sus turnos de trabajo, pero no cumplen por completo con las obligaciones, demorando aún más la producción de lácteos.
Todo esto se da en un contexto en el cual aún se adeudan proporciones de los salarios de septiembre, mientras que por completo están pendientes octubre, noviembre, diciembre y los aguinaldos. En general las cifras por empleado pueden superar las ochos cifras por cobrar, habiendo todos transitado unas fiestas con incertidumbre y cada vez más abrumadoras en cuanto a los rumores diversos que se generan en cada planta.
Ya hay algunos debates que están por fuera del gremio, en los que se expone la necesidad de empezar a generar algún reclamo visible de esta situación.
Mientras, los productos escasean y el freno en las plantas las llega a tener activas de uno a tres días por semana, discontinuando de manera llamativa la producción de lácteos de mayor valor agregado, quizá para justificar el funcionamiento de la casa central de Sunchales, donde se generan los mayores pasivos, pero donde radica el poder de “Etín”, camino a las elecciones nacionales que enfrentará en el segundo semestre de este año.
Hay una confianza que está resquebrajada, un sentimiento profundo que se desdibuja y que es dificil de disimular.
El otro capítulo está puesto en los tambos. SanCor CUL es de los productores de leche, por eso no se puede vender o desarmar de forma automática. Poco ha pesado la opinión de ellos en los últimos años de decisiones y eso ahora se siente con firmeza, por la diáspora de materia prima.
En el último mes se puede decir que la láctea perdió casi la mitad de la leche que estaba procesando. Algunas justificaciones intentan agarrarse de la estacionalidad, del impacto del verano, pero que no es tal porque las altas temperaturas comenzaron sólo hace unos días.
Hay casos de tambos con más de 50 años en la Cooperativa que se depidieron del suministro por deudas que llegaban al mes de octubre y no hay empresa del sector que pueda sostenerse con demoras en el pago de más de 80 días. Hay tambos chicos, pero también unidades productivas de apellidos muy resonantes en su historia.
Para algunos esa deuda podría ser cobrada en algún momento, quizá con quitas como otras veces, pero ahora deben reponerse y trabajar para las empresas que los recibieron repentinamente.
Lo cierto es que de algo más de 300 mil litros, ahora la recepción estaría cercana a los 200 mil de leche cruda, intentando repartir el juego entre plantas y armando un “jenga” de elaboración, mientras en estos días es la planta de La Carlota la que está paralizada.
El Consejo sancorista aún no puede definir alternativas judiciales, nunca antes tomadas, pero tampoco el desembarco de inversiones que tienen directa relación con el control del sindicato en la empresa y que se deberían haber concretado hacia fines del año pasado.
Pareciera ser que en nombre de SanCor han jugado con los sentimientos de productores y trabajadores, pero son los segundos los que quedan más atados a las definiciones, sin muchas posibilidades de relocalización inmediata.
La situación es muy compleja, más aún por la falta de reacción de algunos dirigentes que han hecho que la de la marca tan reconocida, la de la calidad intacta, hoy no sea un lugar seguro para invertir, que tampoco lo sea para trabajar.
Tiempo hay, es muy poco, pero se requiere de reflejos que aún no se han visto, para devolverle la dignidad, para tomar aire y poder seguir adelante, ya no como lo que fue, sino como lo que puede llegar a ser.

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