El sector está recuperándose en litros, sostiene precios, pero el marco sigue siendo arriesgado para las grandes inversiones. Dante Grangetto repasa los puntos clave del futuro lechero inmediato.
(Por Elida Thiery - Aire Agro) - Son tiempos particulares para el sector lechero, meses de precios de la materia prima que se sostienen a pesar de muchos pronósticos, adaptación a la salida del cepo, mejoras en el clima que apuntalan la recuperación de la productividad, mientras el consumo interno se revitaliza y los precios internacionales suman fuerza.
Hay un marco favorable que hacía mucho no se veía, sin embargo, no están dadas todas las condiciones para desencadenar inversiones tan grandes como las que se esperaban.
La cautela de los productores es la clave de la subsistencia y para entenderlo de mejor manera, Aire Agro habló con quien recorre cientos de tambos al año.
“Al productor lo veo entusiasmado, pero no como en otras épocas. No hay efusividad por como está el precio de la leche, está todo más calmo, recuperándose de los años que venían mal. Todavía no veo la gran renta, o que sobre el dinero en los tambos para largarse a hacer inversiones importantes”.
Dante Grangetto es asesor y técnico en instalaciones de salas de ordeño, tambos y equipos, con más de cuatro décadas de experiencia que incluyen en ese curriculum a SanCor CUL.
“En la época del uno a uno y después, fue un momento en que más allá de la rentabilidad, había dinero circulando y se invertía en lo que sea. El que no tenía que arreglar la instalación de ordeño, tal vez hacía alambrado, pero en este momento no veo eso”, siendo más reducido el movimiento de inversiones, hecho que también corroboran prestadores de servicio y proveedores de instalaciones, estructuras e implementos.
Grangetto anda por todas las cuencas y no duda en asegurar que “hay momentos que parece que largamos y después nos frenamos. En este momento está frenado. Yo tengo algunas obras en marcha, hablando de instalaciones de ordeño, ampliaciones, reformas, actualización tecnológica, pero ya es como que se paró lo poco que se movió hace unos meses”, incluso a fines de 2023.
Puede que muchos estén esperando la oferta comercial que la semana próxima estará expuesta en Todo Láctea, que haya expectativa por más créditos, pero lo que más abunda en este comienzo de año es la inversión en monitoreo, puertas apartadoras, collares, que son pequeños cambios, pero no movimientos estructurales en los campos.
En julio pasado se presentaron los créditos para el acceso a tecnología del BICE, que fueron innovadores por tener valor producto y poder pagarse de manera ordenada. El próximo paso sería que se multipliquen en cantidad y en oferta, para “que no sean aventuras peligrosas como lo que ocurrió hace veinte años atrás”.
Siempre mirando el crecimiento
“Los
tambos argentinos tienen siempre recursos genuinos detrás, porque
nunca hubo créditos para el sector, porque siempre hubo problemas de
rentabilidad”, pero sobre todo inseguridad en el futuro político y
económico que hizo que quienes podían metan un pie en la
agricultura para poder compensar sus números.
La
pausa en las grandes inversiones se ve también en la construcción
de galpones, que con un impasse ahora y cierta regionalización, “va
a seguir creciendo. También dependemos de créditos. Creo que va a
seguir habiendo gente que encierra vacas, que va a buscar la forma de
cómo hacerlo, pero no todos los que quieren van a llegar tan rápido
al galpón”, para después dominar el manejo de los diferentes
sistemas, tecnologías y opciones apuntando al bienestar animal.
“Todos
los productores lecheros argentinos se cuidan y cada vez más. Si no
están bien seguros de lo que tienen que hacer, no se largan más a
hacerlo. Saben que si son inversiones altas, tienen que tener muy
buena producción, buena rentabilidad y mucha seguridad con el
crédito que van a tomar. Si no les alcanza, hacen la plancha y está
muy bien”.
Actualmente “la producción no está alta, nos está
salvando el buen precio”, aludiendo a una recuperación de la
producción que aún no llega a marcar grandes diferencias y es así
que la lógica de la rentabilidad no se da como para lograr
desencadenar las inversiones de magnitud.
Hay
que ordeñar bien
Al
tambo hay que mirarlo en todas sus dimensiones y posibilidades, por
eso Dante Grangetto entiende que “es fundamental dejar de tener
bretes a la par, porque siguen existiendo. Para seguir adelante hay
que ir a la fosa. En segundo término, ponerle a la tecnología
mínima, como retirador automático de pesoneras. Después podemos ir
a la medición de leche, el monitoreo, y siempre trabajar en el
bienestar animal, que es muy amplio, pero empezando por ventilar,
refrescar, con buen piso, preferentemente de goma”.
Quienes
lo siguen en sus redes saben que Grangetto promueve el hashtag
#alasvacashayqueordeñarlasbien. Su tarea en el control de equipos de
ordeño es clave para prevenir problemas de salud, de costos, de
eficiencia, todo gira en torno a eso.
“Si yo quiero que la vaca
esté bien, que es el centro del negocio, tengo que ordeñarla bien,
con un equipo que no tiene que ser nuevo, pero si tiene que estar
controlado y con la gente trabajando con comodidad”.
Al
apuntar al crecimiento se puede incorporar una amplia gama de
tecnología que va hasta los robots, que no son para todos, pero que
también deben ser aprovechados en todo su espectro, partiendo del
análisis de toda la información que ofrecen.
“Si
no se aprovecha eso, desde una sala de ordeño básica a la que le
voy poniendo tecnología, avanzo con el monitoreo y me igualo con el
robot. Lo fundamental es el monitoreo, manejar información con el
sistema que sea, para tener mejor salud, reproducción, calidad, hoy
podemos conocer todo y seguir avanzando, para mi ese es el futuro,
atado a la información”.
Dante
Grangetto tiene un diagnóstico personal y real del sector, que va
siguiendo el ritmo de la actividad desde cada tambo. “El mundo es
muy dinámico y más en los últimos años, tecnológicamente. Yo que
llevo 43 años en la actividad, empecé con el balde suspendido y
estoy con el robot. En el medio puede haber muchas cosas que nos
cambien, pero avanzamos cada vez hacia más monitoreo e información”.
¿La única opción es la calidad?
Con
el tope instalado en los once mil millones de litros al año,
Argentina tiene que encontrar la alternativa para superarlo,
siguiendo el ritmo del proceso biológico, pero ¿cuál podría ser
la salida para crecer?.
Dice
Dante que esto no es fácil de responder. “Doy vueltas todos los
días y me lo pregunto yo también, pero creo que el primer tema es
la calidad, si no trabajamos en eso, vamos a estar siempre sobre un
círculo vicioso”.
“Yo
pido a quienes están detrás de la producción, las empresas
lácteas, el gobierno, las entidades, que busquemos la manera de
poner en marcha las herramientas para mejorar la calidad. Después
los técnicos tenemos que ocuparnos de que cumplan las metas para
hacer calidad. Cuando bajemos el recuento de células somáticas, el
recuento de unidades formadoras de colonias, que tengamos una leche
de buena calidad y tal vez con mejor rentabilidad que trae la
eficiencia, el manejo, el monitoreo, la alimentación, la
información, todo eso, vamos a tener un mercado fuerte”.
Para
entenderlo mejor, “mientras no tengamos calidad, no tengamos mayor
producción buscando mercados, no vamos a salir de este círculo
vicioso. Los que estamos en el ambiente vamos a seguir trabajando,
pero no va a entrar más gente, pero necesitamos crecer con calidad,
con cantidad, con eficiencia, con la tecnología para ordeñar, para
monitorear, usando la información”.
Grangetto
lo resume en que “hoy tenemos que ser más exactos, yo lo trabajo
buscando la precisión en cómo ordeñar las vacas, para tener la
mejor cosecha de leche posible, la mejor sanidad posible. No hay que
creer que se ordeña bien, sino hacerlo”.
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