Santa Fe, una de las provincias con mayor tradición lechera en Argentina, enfrenta una compleja realidad en su sector primario, que a pesar de su relevancia nacional, muestra signos de contracción. La provincia alberga a casi un tercio de las existencias bovinas del país y concentra cerca del 35% de los tambos activos, una cifra que demuestra la importancia dentro de la principal cuenca lechera de Sudamérica.
A partir del análisis realizado por el Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, queda en evidencia la tendencia a una disminución de establecimientos productivos lecheros.
Según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria , en base al Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios, al 31 de julio pasado en la provincia de Santa Fe hay 908.885 bovinos en unidades productivas destinadas a la actividad tambera, la cual representa el 31,3% del total de existencias a nivel nacional; constituyendo la segunda provincia con más tambos, siendo que Córdoba cuenta con 917.187.
Los departamentos del centro-oeste, Castellanos, Las Colonias, San Cristóbal y San Martín, concentran el 81,4% de las existencias de cabezas en el territorio santafesino y el 78% de los tambos provinciales. Estos cuatro departamentos contienen al 25,3% de las cabezas en tambos a nivel país, aunque sin restar importancia a la actividad en el departamento General López, con 64.726 bovinos en las unidades productivas sectoriales.
El número de tambos santafesinos ronda los 3.345 establecimientos activos, evidenciando una contracción del 1,2% respecto al año pasado. Frente a 2023, se registraron 125 unidades productivas menos. A nivel nacional, se registran 9.702 unidades productivas, una merma del 1,8% frente al año pasado. Santa Fe concentra el 34,5% de los tambos activos a nivel nacional.
La caída responde a una combinación de factores coyunturales y estructurales, donde se destacan los efectos de los últimos tres años de sequía, que obligó a muchos productores a liquidar sus rodeos, la creciente concentración de la producción en menos unidades y la lenta recuperación de las pasturas, tal como ocurre a nivel nacional. Del mismo modo, no se dejan de lado los motivos que se atan a la falta de traspaso generacional, e incluso los efectos de las últimas crisis económicas.
Sin embargo, la producción total de leche cruda en la provincia muestra una tímida recuperación. En los primeros siete meses del año, el volumen producido por las 11 principales empresas indicativas que agrupan al 78,1 por ciento de la materia prima con 25,6 millones de litros, entre enero y julio de 2025, ubicándose 5,4% por encima a igual período de 2024, en base a información del Ministerio de Desarrollo Productivo. Sin embargo, esos niveles aún se encontrarían por debajo a los registros de los últimos 15 años.
Si bien el precio promedio pagado por litro de leche ha experimentado una recomposición en el último año, este aumento no ha logrado seguir el ritmo de la inflación, con lo cual se afecta la inversión en tecnología. El promedio por litro pasó de $413,1 en julio de 2024, a $482,2 por litro en julio último, por detrás de la inflación.
De acuerdo al análisis de la BCSF, este año podría cerrar con un aumento productivo que oscile entre cinco y ocho por ciento, gracias a mayor facilidad de manejo, disponibilidad de pasturas y granos, un clima más favorable para la producción, e incluso una demanda interna en recuperación y más negocios en el comercio exterior.

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