Bandido, el perro peregrino

Por Elida Thiery (redacción LA OPINION). - El primer domingo de octubre se cumplió desde Rafaela la tradicional peregrinación a Saguier. Esta noticia ya salió en el diario, pero una de sus consecuencias aún no.
Amante de las manifestaciones sociales que se dan en el centro de la ciudad, Bandido, el perro que está siempre en la vereda de nuestro Diario, al igual que en La Gloria, e incluso en el Banco Nación, sin ampliar demasiado su andar, parece que se sintió atraído por la convocatoria que se daba en la puerta de la Catedral, en los primeros minutos de aquel domingo y no dudó en sumarse a la muchedumbre para aportar su participación.
Con esa cola que oscila horizontalmente, las orejas para atrás y la boca siempre abierta, el también conocido como "Tucho", cuando vio que todos comenzaron a caminar, emprendió la marcha. Tanta alegría tenía con el alboroto de unas mil personas en las misma aventura, que el cuadrúpedo, a pesar de su torso fornido, no se detuvo, jamás tendió a pegar la vuelta; y efectivamente llegó a destino.
Con las patas cansadas compartió la misa del peregrino y allí quedó, porque todos los que fueron caminando volvieron en diferentes vehículos, pero nadie se acordó de cargarlo a él y a otros dos aventureros, un peludo blanco y negro y un galgo escuálido (publicamos las fotos para que los vayan a buscar y les den un hogar).
Los que lo queremos a Bandido y nos ocupamos de controlar que esté bien, el lunes ya nos dimos cuenta que no estaba. Desde el sábado nadie lo había visto. Llegó el martes y el caso se complicaba, por lo tanto publicamos en la edición del miércoles una foto suya con el pedido de información sobre su paradero, tal como se hace con otros pichichos.
Una gentil familia fue la primera en comunicarse con la administración del Diario. Para asegurarse que el hallazgo haya sido efectivo le escribieron a nuestro fotógrafo Diego Camusso y allí se confirmó la buena nueva. Bandido no estaba en sus cuadras habituales de Rafaela, sino que se había trasladado a Saguier; y un poco desorientado estaba pasando allí sus días. De inmediato y con la alegría de haberlo hallado, 30 kilómetros más allá que en los lugares de costumbre, comenzamos a averiguar la manera de poder traerlo. Hubo varios ofrecimientos, pero finalmente Abelardo Zenklussen fue quien lo consiguió y sentado en el asiento delantero de su auto, a pesar de la tierra acumulada en su pelo denso, hizo su regreso triunfal este viernes.
Bandido volvió a su vida habitual, a lo que todos deseábamos, a su hábitat, a comer lo que la vida le presenta con la ayuda de muchos que lo quieren, a dar pocos pasitos para volverse a echar, para participar de las charlas de café en La Gloria, para acompañar a los chicos cuando toman helados; y sobre todo para completar una postal clásica del centro de nuestra ciudad que lo tiene como protagonista.
Agradecemos a todos los que escribieron o preguntaron por su paradero, a los que se maravillaron con la historia; y a todos los que le regalan caricias todos los días.
Bandido está de vuelta, dispuesto a seguir viviendo su fantástica vida de perro.

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