Daniel Costamagna repasó ante LA OPINION la realidad de la ganadería, desde los precios, hasta los incentivos políticos, pasando por los consumidores y el mercado en general.
La carne divide las expectativas. Por un lado los productores comienzan a gozar de un panorama positivo en cuanto a los precios y por el otro los consumidores lo empiezan a padecer, porque en la misma medida en los mostradores las valuaciones por kilo escalan, en todos los cortes.
Un criador de años, ex presidente de la Sociedad Rural de Rafaela y durante el último mandato de Jorge Obeid en la gobernación, secretario de agricultura, brindó a LA OPINION su panorama sobre la ganadería.
Según la mirada de Daniel Costamagna, "los precios del ganado, parece que llegaron para quedarse, brindando un presente y futuro promisorio para el criador", mientras existe una "demanda insatisfecha de terneros por parte de invernadores tradicionales y feed lot, con lo cual se presentaría un precio firme del ternero para los próximos dos o tres años".
El panorama vigente exige "un crecimiento desde adentro del sector; no veo interés en inversores externos, para que en este momento decidan ingresar a la actividad, como ocurrió en su momento con la agricultura e incluso otras producciones", por lo tanto se presenta una "imperiosa necesidad de realizar acciones conjuntas público-privadas, con reglas claras y objetivos a largo plazo", proceso en el cual será esencial el acompañamiento político, además de los "consensos con todos los eslabones de la cadena", para consolidar estrategias de aumento de la producción y de abastecimiento del mercado interno, como así también un paulatino reposicionamiento en el mercado externo.
Se dará así una seguidilla de años difíciles donde, "se van a someter a las máximas exigencias financieras y de estrategias comerciales a las industrias frigoríficas, donde seguramente van a continuar aquellas mejor integradas, con mayor respaldo financiero; y que introduzcan mayor valor agregado en todos sus productos", apuntó Costamagna, al tiempo que se planteará una "alta competencia en la demanda de ganado Hilton, los novillos pesados, en primera instancia; y de las otras categorías de consumo por añadidura, para poder cubrir la demanda insatisfecha".
El planteo tiene como eje la mirada puesta en una "oportunidad excelente para el país luego de reiterados errores en cuanto a políticas de carnes", marco en el cual las provincias, incluida Santa Fe, estén participando en el desarrollo del sector a través de programas territoriales en forma conjunta con todas aquellas entidades y organismos vinculados al campo", siempre tendiendo a la ansiada expansión.
La recuperación del terreno cárnico, en el sentido de volver a afianzarse como sector definitorio y fundamental será entonces una "fuerte retención de futuros vientres". De acuerdo a lo expresado por Costamagna a esto se acoplarán "altos costos de reposición por parte de los invernadores lo que va a llevar aparejado una máxima eficiencia en los procesos de engorde para ir neutralizando esta brecha de compraventa", donde debería darse una estructura que permita a los productores conseguir un "desendeudamiento progresivo del productor", pudiendo entonces hacer "inversiones graduales estableciendo prioridades", con lo que se pueda generar una repoblación gradual de los campos ganaderos de cría y recría, apuntalando las mejoras en infraestructura, genética y tecnologías de bajo costo para la producción. Siempre en la tendencia de repromover la actividad, de poder hacerla una vez más distinguida y progresiva, como lo fuera en otros tiempos lejos de la actual conducción ejecutiva nacional.
Se presentará un panorama de diversidad, donde la "sana competencia por el uso de la tierra, conjuntamente con la lechería y la agricultura, en los procesos de engorde", podrán ser la postal productiva en la cual el incremento del peso de faena en forma natural y sin imposiciones se presente como consecuencia de una menor necesidad de venta mensual.
CONSUMO
Daniel Costamagna habla de una mantenimiento estable del consumo, teniendo como parámetro los actuales 55 kilos de carne por habitante por año, a diferencia de los casi 80 de hace tan sólo un parpadeo de ojos atrás.
A pesar que estima la expansión de la producción entre 10 y 15 por ciento en volúmenes anuales, ya se da un "complejo panorama para el sector comercial, márgenes más reducidos, necesidad de mayor escalas de faena, sobre todo para el comercio minorista", en tanto que con consumidores tradicionalmente selectivos existiría la estimación para el comienzo del año 2011 de una estabilización de precios. Esto se relaciona a que "el consumidor no va a convalidar nuevos aumentos, tanto aquí como en el exterior, se buscarán alimentos alternativos. Los precios de la carne vacuna si bien subieron en todo el Mercosur, creo que están muy cerca de un techo".
Habrá que capacitar a los ganaderos, teniendo en cuenta "integraciones horizontales y verticales en un escenario ya olvidado, donde han quedado muchos pequeños y medianos, pero que seguramente les va a posibilitar a aquellos que pudieron seguir, salir fortalecidos en esta instancia, estoy convencido de que el productor agota todas las instancias antes de deshacerse de su ganado", comentó a este Diario.
ADELANTE
"Yo diría que las exportaciones argentinas van a salir de lo que sobrepase las dos millones de toneladas de carne producida anualmente, con el transcurso del tiempo se van a ir ajustando acompañando el crecimiento del sector", señaló Costamagna como entendido desde diferentes ópticas en el tema ganadero.
Su conclusión se aproxima a arriesgar que "por parte del Gobierno, lo mejor es no entorpecer el desarrollo normal del mercado, por lo contrario, emular a Brasil, Uruguay e incluso Paraguay, acompañando a todos los eslabones de la cadena, con programas, misiones comerciales, créditos con plazos largos y subsidiados, objetivos y políticas consensuadas y de largo plazo como es de por sí el ciclo de la ganadería en todo el mundo". Sin embargo Daniel Costamagna reconoce que "la normalización no va ser como producto de un milagro, va a tardar el tiempo biológico que es inamovible".
Finalmente apunta con sapiencia que "seguramente si nos equivocamos menos, somos claros y con sentido común, la respuesta va a ser rápida y nuevamente los argentinos tendremos una ganadería fuerte y en crecimiento que durante años fue orgullo de todos y reconocida en el mundo entero".
Un terreno allanado y con soporte valedero es lo único que puede impulsar a los productores.
La carne divide las expectativas. Por un lado los productores comienzan a gozar de un panorama positivo en cuanto a los precios y por el otro los consumidores lo empiezan a padecer, porque en la misma medida en los mostradores las valuaciones por kilo escalan, en todos los cortes.
Un criador de años, ex presidente de la Sociedad Rural de Rafaela y durante el último mandato de Jorge Obeid en la gobernación, secretario de agricultura, brindó a LA OPINION su panorama sobre la ganadería.
Según la mirada de Daniel Costamagna, "los precios del ganado, parece que llegaron para quedarse, brindando un presente y futuro promisorio para el criador", mientras existe una "demanda insatisfecha de terneros por parte de invernadores tradicionales y feed lot, con lo cual se presentaría un precio firme del ternero para los próximos dos o tres años".
El panorama vigente exige "un crecimiento desde adentro del sector; no veo interés en inversores externos, para que en este momento decidan ingresar a la actividad, como ocurrió en su momento con la agricultura e incluso otras producciones", por lo tanto se presenta una "imperiosa necesidad de realizar acciones conjuntas público-privadas, con reglas claras y objetivos a largo plazo", proceso en el cual será esencial el acompañamiento político, además de los "consensos con todos los eslabones de la cadena", para consolidar estrategias de aumento de la producción y de abastecimiento del mercado interno, como así también un paulatino reposicionamiento en el mercado externo.
Se dará así una seguidilla de años difíciles donde, "se van a someter a las máximas exigencias financieras y de estrategias comerciales a las industrias frigoríficas, donde seguramente van a continuar aquellas mejor integradas, con mayor respaldo financiero; y que introduzcan mayor valor agregado en todos sus productos", apuntó Costamagna, al tiempo que se planteará una "alta competencia en la demanda de ganado Hilton, los novillos pesados, en primera instancia; y de las otras categorías de consumo por añadidura, para poder cubrir la demanda insatisfecha".
El planteo tiene como eje la mirada puesta en una "oportunidad excelente para el país luego de reiterados errores en cuanto a políticas de carnes", marco en el cual las provincias, incluida Santa Fe, estén participando en el desarrollo del sector a través de programas territoriales en forma conjunta con todas aquellas entidades y organismos vinculados al campo", siempre tendiendo a la ansiada expansión.
La recuperación del terreno cárnico, en el sentido de volver a afianzarse como sector definitorio y fundamental será entonces una "fuerte retención de futuros vientres". De acuerdo a lo expresado por Costamagna a esto se acoplarán "altos costos de reposición por parte de los invernadores lo que va a llevar aparejado una máxima eficiencia en los procesos de engorde para ir neutralizando esta brecha de compraventa", donde debería darse una estructura que permita a los productores conseguir un "desendeudamiento progresivo del productor", pudiendo entonces hacer "inversiones graduales estableciendo prioridades", con lo que se pueda generar una repoblación gradual de los campos ganaderos de cría y recría, apuntalando las mejoras en infraestructura, genética y tecnologías de bajo costo para la producción. Siempre en la tendencia de repromover la actividad, de poder hacerla una vez más distinguida y progresiva, como lo fuera en otros tiempos lejos de la actual conducción ejecutiva nacional.
Se presentará un panorama de diversidad, donde la "sana competencia por el uso de la tierra, conjuntamente con la lechería y la agricultura, en los procesos de engorde", podrán ser la postal productiva en la cual el incremento del peso de faena en forma natural y sin imposiciones se presente como consecuencia de una menor necesidad de venta mensual.
CONSUMO
Daniel Costamagna habla de una mantenimiento estable del consumo, teniendo como parámetro los actuales 55 kilos de carne por habitante por año, a diferencia de los casi 80 de hace tan sólo un parpadeo de ojos atrás.
A pesar que estima la expansión de la producción entre 10 y 15 por ciento en volúmenes anuales, ya se da un "complejo panorama para el sector comercial, márgenes más reducidos, necesidad de mayor escalas de faena, sobre todo para el comercio minorista", en tanto que con consumidores tradicionalmente selectivos existiría la estimación para el comienzo del año 2011 de una estabilización de precios. Esto se relaciona a que "el consumidor no va a convalidar nuevos aumentos, tanto aquí como en el exterior, se buscarán alimentos alternativos. Los precios de la carne vacuna si bien subieron en todo el Mercosur, creo que están muy cerca de un techo".
Habrá que capacitar a los ganaderos, teniendo en cuenta "integraciones horizontales y verticales en un escenario ya olvidado, donde han quedado muchos pequeños y medianos, pero que seguramente les va a posibilitar a aquellos que pudieron seguir, salir fortalecidos en esta instancia, estoy convencido de que el productor agota todas las instancias antes de deshacerse de su ganado", comentó a este Diario.
ADELANTE
"Yo diría que las exportaciones argentinas van a salir de lo que sobrepase las dos millones de toneladas de carne producida anualmente, con el transcurso del tiempo se van a ir ajustando acompañando el crecimiento del sector", señaló Costamagna como entendido desde diferentes ópticas en el tema ganadero.
Su conclusión se aproxima a arriesgar que "por parte del Gobierno, lo mejor es no entorpecer el desarrollo normal del mercado, por lo contrario, emular a Brasil, Uruguay e incluso Paraguay, acompañando a todos los eslabones de la cadena, con programas, misiones comerciales, créditos con plazos largos y subsidiados, objetivos y políticas consensuadas y de largo plazo como es de por sí el ciclo de la ganadería en todo el mundo". Sin embargo Daniel Costamagna reconoce que "la normalización no va ser como producto de un milagro, va a tardar el tiempo biológico que es inamovible".
Finalmente apunta con sapiencia que "seguramente si nos equivocamos menos, somos claros y con sentido común, la respuesta va a ser rápida y nuevamente los argentinos tendremos una ganadería fuerte y en crecimiento que durante años fue orgullo de todos y reconocida en el mundo entero".
Un terreno allanado y con soporte valedero es lo único que puede impulsar a los productores.
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