La lechería, como hace cuatro años

Por Elida Thiery (redacción LA OPINION) - Pareciera que a este Gobierno lo único que le interesa son las cifras; y a partir de datos tendiera a empujar las realidades, en vez de generar las condiciones para que esos objetivos sean superados.
Bien demostró esto el estudio presentado esta semana por la Comisión de Enlace en el que se hace referencia a un estancamiento productivo lechero. Recién el año pasado se pudieron superar los diez mil millones de litros de leche por año, a fuerza de aplicación de tecnología y de climas y condiciones favorables. A la duplicación en 20 años, se presenta una mínima expansión desde que esta gestión gubernamental está vigente, con la consabida desaparición de tambos en todo el país. Los mil millones de litros previstos para este año se dan por lógica natural y productiva, no por incentivo oficial.
Además, sin inversiones industriales desde 2006, el mínimo despegue presentado luego de buenas campañas de pasturas puso nerviosos a privados y funcionarios, lo cual fue contenido por una mayor derivación a quesos en vez de secado para exportación, que en definitiva terminó ahogando a las PyMEs.
Con mucha presión inflacionaria en costos fijos y de vida, mayores cargas salariales en la industria, las cuentas del sector lácteo se tienen que ajustar en todos los eslabones, menos en el comercial que siempre es el que tiene permitido los aumentos, inversamente a lo que sucede con los productores, que son los primeros que reciben recortes en el precio por litro.
Esto motivó las asambleas de Vila, Nuevo Torino, Rafaela, San Francisco y la reciente de Alicia, para hacer el repaso por las de 2011, donde la pérdida de centavos por litro fue incesante, a pesar de las promesas oficiales de mantener precios promedio en 1,50. Las elecciones adormecieron por unas semanas a muchos, que ahora comienzan a despertar a una realidad de recortes por todos los costados, que en el caso tambero presenta un diciembre como el de 2007. Cuando recién asumió la Presidenta, los actuales tamberos K fueron los que pararon el ingreso de materia prima a las plantas, los que le hicieron el primer paro nacional; y los mismos que comenzaron a negociar, a acercarse al poder, para terminar en las compensaciones de julio de 2008, en medio de la eclosión de la crisis con el campo. Esas figuras que reclamaron se transformaron en funcionarios y funcionales, pero la situación no cambió en nada. 
Las trabas a las exportaciones siguieron vigentes, se interfirió en el avance del Plan Estratégico de la Lechería, con un PEA desdibujado que tomó prestados objetivos pero que no aportó ni una política posible para su consecución.
La idea de una liquidación única que premie la composición de la materia prima, al menos está a prueba, pero bastante lejos de una aplicación concreta por la falta de establecimientos y logística preparados para tal fin. Es destacable la intención, pero se debe reconocer la falla que hoy se presenta para que los primeros resultados no estén disponibles aún.
El mercado de China es muy prometedor, pero no se puede basar la expectativa inmediata allí, porque es una relación que recién se inicia, por lo tanto la energía se debería derivar algo más a mejorar el vínculo con Brasil y su creciente nivel de consumo. La apertura y mantenimiento de mercados tiene mucho que ver con las posibilidades comerciales ligadas a la disponibilidad política.
Son muchos los que temen salir a detallar la realidad de sus segmentos, como es el caso de las pequeñas y medianas industrias, pero los tamberos, que son siempre los primeros afectados, no están dispuestos a callar y es por eso que, cansados de las promesas del Ministerio de Agricultura, apuntan directamente a solicitar una audiencia con la Presidenta de la Nación, quien se mostró embelesada en Morteros por el laboratorio de genética y lo que le contaron sus allegados, que plantean una realidad plasmada en la carta reciente de las Cámaras de Córdoba, La Pampa, Santiago del Estero; y la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, que se separa por demás de lo planteado en el encuentro promovido por la Federación Agraria y la Mesa Nacional de Productores de Leche.
Si el Gobierno ofreció dotar de fondos rotatorios para los productores más pequeños de la FAA, es que reconoce el deterioro. Como la entidad consideró que de haber ayuda alguna, debía llegar a todos los tamberos afectados por el recorte de precios, en nada avanzaron. Sin embargo la situación es similar a la de las compensaciones, con la diferencia de criterios que hay en la producción, no en cuanto a necesidades, sino a tendencias políticas, lo que sin dudas termina hiriendo a los que van al tambo cada día.
Tantos discursos basados en la defensa de la mesa de los argentinos, que está por demás garantizada por el potencial productivo nacional, debería reemplazarse por un espacio real de aplicación de políticas activas para el sector, que determinen un control de precios a lo largo de la cadena, para que de esa forma se resguarde a quien inicia la cadena que termina entregando lácteos al consumo, que también sufre la constante remarcación, que tal como fuera comprobado por LA OPINION, en nuestra ciudad, subieron 56 por ciento en los últimos 26 meses.
Negar realidades, recrear sustantividades no conduce más que a enfrentamientos entre ambos aspectos que no benefician a las partes.
La lechería es una prioridad productiva nacional y así debe ser tomada. Para no repetir el escenario de 2007, el Gobierno está a tiempo de reaccionar y escuchar a todas las voces tamberas, que mucho tienen que decir. Si realmente la Casa Rosada quiere en esta etapa apostar al diálogo, es ahora que se tienen que dar muestras de ello.

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