Jorge Videla cifra sus esperanzas de permanencia en la falta de candidatos para la Subsecretaría de Lechería.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION) - La semana anterior lo adelantábamos en exclusiva, Jorge Videla tuvo que presentar su renuncia al cargo de subsecretario de Lechería de la Nación.
En su eterno discurso ambiguo, intentaba jugar con la ironía y no se animaba a confirmar lo que ya se sabía.
Su mano derecha, el sunchalense Roberto Socín alimentaba la nebulosa de los pasillos del Ministerio de Agricultura, que aunque con algunas modificaciones, aún se sostiene.
Carlos Casamiquela entró decidido a este brazo del Ejecutivo para poder encaminar ciertas circunstancias en el sector, que estuvo muy cercano a la acefalía en estos casi dos años en los que un hombre que sólo supo de negocios pesqueros, no se animó a pisar la tierra, ni siquiera de la región núcleo y es por eso que se hace imperativo un trabajo diferente. De todas maneras, no hay que esperar demasiados cambios, porque se sabe de todo el recorrido en el vínculo del sector agropecuario con este Gobierno, en una década de ocasos.
Del daño hecho sobre la economía cotidiana y doméstica, no se puede excluir la injerencia en el campo del ex Secretario de Comercio Interior. Es por eso que todos aquellos que trataban de manera muy directa con Guillermo Moreno, fueron invitados muy imperativamente a retirarse de diversos estamentos del poder. Empezando por quien fuera Secretario de Agricultura, el resto de sus pares e incluso los Subsecretarios, debieron redactar y firmar la declinación a los cargos.
¿Pero qué pasó para que hoy estemos hablando de una continuidad de Jorge Videla?.
Hubo rumores de testeo de nombres y figuras con alta especialización en lechería, que incluso llegaron hasta Rafaela, pero más o menos certeros, lo cierto es que quien ocupe el cargo de ese espacio creado en 2009, tiene que saber mucho del tema, pero también conocer las chicanas políticas. Es por eso que son pocos los que esperen la convocatoria de forma digna y ante la falta de candidatos, se abre un espectro de oportunidad, desde el descarte para que el hombre de Villa María conserve su lugar.
Consultas y negativas motivaron a Casamiquela a solicitarle a Videla un exhaustivo informe de su tarea en estos casi cuatro años de labor. Claro que sin muchos logros en él, se apuró a presentar este balance que es el que en próximas horas puede inclinar la balanza para su lado y mantenerlo en el cargo del que está renunciado.
Pero optimista y obstinado, Videla hizo valer años de ayudas económicas a entidades muy amigas, a ciertos sectores del cooperativismo, para que con un llamado telefónico motive de forma ficticia a las cámaras “k” de tamberos, en primer término, a emitir cartas de recomendación de su persona para el cargo. Claro que no se mencionaron entre las bondades expuestas esas ostentosas ayudas dirigidas a muchos personajes del gremialismo lechero, esas que en los pueblos se conocen muy bien y si alguno de ellos lee estas líneas entiende a qué nos referimos. Con Videla resurgieron varias economías en este centro-oeste santafesino, así como la región cercana a su Villa María natal; y eso es algo que muchos, definitivamente, no quieren perder. Es probable que para varias empresas del rubro con su salida las presiones se hubieran acabado, sin embargo en la posible continuidad, será tiempo de algunos privados de pedir mayores devoluciones de favores.
En definitiva con los dos elementos, el informe y las cartas de afecto, Casamiquela evalúa a quién poner a cargo del sector lechero.
El ex titular del INTA conoce la verdadera realidad tambera y con poco por hacer, en el contexto político, tratará de encaminar causas como la de la liquidación única, para que así este gobierno al menos tenga algo para poner en la columna de los logros. Difícil tarea, compleja gestión, requeriría recursos humanos más avezados, pero lamentablemente podría optarse por lo que hay y no por lo que corresponde. En el descarte, la falta de oferta terminaría siendo la única alternativa.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION) - La semana anterior lo adelantábamos en exclusiva, Jorge Videla tuvo que presentar su renuncia al cargo de subsecretario de Lechería de la Nación.
En su eterno discurso ambiguo, intentaba jugar con la ironía y no se animaba a confirmar lo que ya se sabía.
Su mano derecha, el sunchalense Roberto Socín alimentaba la nebulosa de los pasillos del Ministerio de Agricultura, que aunque con algunas modificaciones, aún se sostiene.
Carlos Casamiquela entró decidido a este brazo del Ejecutivo para poder encaminar ciertas circunstancias en el sector, que estuvo muy cercano a la acefalía en estos casi dos años en los que un hombre que sólo supo de negocios pesqueros, no se animó a pisar la tierra, ni siquiera de la región núcleo y es por eso que se hace imperativo un trabajo diferente. De todas maneras, no hay que esperar demasiados cambios, porque se sabe de todo el recorrido en el vínculo del sector agropecuario con este Gobierno, en una década de ocasos.
Del daño hecho sobre la economía cotidiana y doméstica, no se puede excluir la injerencia en el campo del ex Secretario de Comercio Interior. Es por eso que todos aquellos que trataban de manera muy directa con Guillermo Moreno, fueron invitados muy imperativamente a retirarse de diversos estamentos del poder. Empezando por quien fuera Secretario de Agricultura, el resto de sus pares e incluso los Subsecretarios, debieron redactar y firmar la declinación a los cargos.
¿Pero qué pasó para que hoy estemos hablando de una continuidad de Jorge Videla?.
Hubo rumores de testeo de nombres y figuras con alta especialización en lechería, que incluso llegaron hasta Rafaela, pero más o menos certeros, lo cierto es que quien ocupe el cargo de ese espacio creado en 2009, tiene que saber mucho del tema, pero también conocer las chicanas políticas. Es por eso que son pocos los que esperen la convocatoria de forma digna y ante la falta de candidatos, se abre un espectro de oportunidad, desde el descarte para que el hombre de Villa María conserve su lugar.
Consultas y negativas motivaron a Casamiquela a solicitarle a Videla un exhaustivo informe de su tarea en estos casi cuatro años de labor. Claro que sin muchos logros en él, se apuró a presentar este balance que es el que en próximas horas puede inclinar la balanza para su lado y mantenerlo en el cargo del que está renunciado.
Pero optimista y obstinado, Videla hizo valer años de ayudas económicas a entidades muy amigas, a ciertos sectores del cooperativismo, para que con un llamado telefónico motive de forma ficticia a las cámaras “k” de tamberos, en primer término, a emitir cartas de recomendación de su persona para el cargo. Claro que no se mencionaron entre las bondades expuestas esas ostentosas ayudas dirigidas a muchos personajes del gremialismo lechero, esas que en los pueblos se conocen muy bien y si alguno de ellos lee estas líneas entiende a qué nos referimos. Con Videla resurgieron varias economías en este centro-oeste santafesino, así como la región cercana a su Villa María natal; y eso es algo que muchos, definitivamente, no quieren perder. Es probable que para varias empresas del rubro con su salida las presiones se hubieran acabado, sin embargo en la posible continuidad, será tiempo de algunos privados de pedir mayores devoluciones de favores.
En definitiva con los dos elementos, el informe y las cartas de afecto, Casamiquela evalúa a quién poner a cargo del sector lechero.
El ex titular del INTA conoce la verdadera realidad tambera y con poco por hacer, en el contexto político, tratará de encaminar causas como la de la liquidación única, para que así este gobierno al menos tenga algo para poner en la columna de los logros. Difícil tarea, compleja gestión, requeriría recursos humanos más avezados, pero lamentablemente podría optarse por lo que hay y no por lo que corresponde. En el descarte, la falta de oferta terminaría siendo la única alternativa.
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