El mercado inmobiliario rural no escapa del parate vigente

La tierra siempre fue un valor supremo. Desde el sentido productivo, en su consecuencia alimentaria, pero también como seguridad de inversión, quizá heredada de los pioneros, tener suelo propio es un objetivo para muchos. Más allá de lo inmediato en cuanto a vivienda, sobre todo en nuestra zona, el campo siempre es una alternativa importante donde derivar los ahorros y poder recuperar el esfuerzo de una forma activa y constante.
Más allá de la intención de los productores de crecer, las políticas que perjudican a la actividad fueron limando las ventajas y de la mano de esto las desventajas del dólar afectaron de manera importante en el último bienio al mercado inmobiliario rural.En 2012, respecto del año anterior la venta de tierras productivas había caído 70 por ciento en el que fue el primer shock de las decisiones sobre la divisa extranjera.
Desde la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, se emitió un análisis en los últimos días donde con claridad se manifestó que acciones como el blanqueo de capitales como fue el intento del CEDIN, “no resultó para nuestro mercado, ni para el de otras inversiones, el medio esperado para que se reactivaran las operaciones”. 
Destacando que sin alicientes para la producción agropecuaria, durante el último semestre “se continuó operando con mucha pesadez. No obstante ello, hemos recibido información de una mayor cantidad de operaciones respecto al primer semestre y un poco más aún que en el segundo semestre del 2012, sin que éstas indiquen claramente algún cambio notorio en las tendencias de un mercado que se encuentra dominado por una diversidad y combinación de factores negativos, que conspiran contra la concreción de las 
operaciones. En cuanto al volumen de ventas todavía dista mucho de lo que entendemos debería ser un mercado inmobiliario rural normal”. 
Lento crecimiento de la oferta y operaciones concretadas resueltas al contado, conviviendo monedas de pago en dólares billete, pesos o combinación de ambas, no dejaron de lado a negocios de mayor envergadura que se abonaron directamente en el exterior. Es así que “la compra se concreta en la medida que los compradores estén convencidos de hacer un buen negocio”.
En general enuncian que se mantiene en la mayoría de los casos la disminución en los 
precios de entre un 15 % y hasta un 20 % en la “pampa húmeda”, sobre los valores que se manejaban hasta fines de 2011. Como así también, que la baja llega fácilmente al 30 % en zonas no centrales y marginales. 
La rentabilidad de casi todos los productores es sumamente magra, la presión impositiva directa e indirecta es de las más altas del planeta y todos sabemos que el principal incentivo para producir más, es la renta. Si la misma desaparece, las consecuencias aparecen a la vista inmediatamente, menor inversión y consecuentemente la adecuación de los valores de la tierra a la rentabilidad actual. 
En el análisis final, CAIR habla de patriotismo y confianza en la moneda, dos cuestiones que parecen contrapuestas y debieran ser más cercanas.

LA TENDENCIA
EN RAFAELA

Esta situación se refleja en absoluto en Rafaela y la región. Tradición agropecuaria no puede con las indefiniciones de las últimas horas y de los recientes años.
Desde Comercial Urbana reconocen que “la mejor inversión sigue siendo la compra de inmuebles para poder fijar los ahorros”, en alusión a lo que sucede en la venta de campos, así como de terrenos y viviendas.
De todos modos, la realidad demuestra que el mercado “se frena en el que vende, porque las dudas están en no saber qué precio poner a la propiedad, la inestabilidad hace que no haya precios concretos”.
Es así que esta inmobiliaria con amplia propuesta en agronegocios destaca que en esta región durante los últimos meses los precios fueron bajando de precio, instaurándose cada vez mas el sistema de renta a porcentaje de rendimientos y no con precios fijos como se daba antes. “Hoy el riesgo se distribuye, siempre dependiendo de la voluntad de los propietarios”, se remarcan con ofertas de campos ganaderos más al norte y algunos agrícolas mas en esta parte del departamento de acuerdo a la inmobiliaria Comercial Urbana.
Con las inmobiliarias como intermediarios por excelencia, claramente esta semana fue inevitable el parate y la caída de consultas. Por lo tanto, con los precios de la tierra pesificados hace tiempo y corriéndose con la lógica inflacionaria las cifras, con algunas ventas registradas en el cierre de 2013 (para tener una idea 19 hectáreas de suelo 1 en Villa San José se vendieron recientemente a 3.200.000 pesos, con un promedio de 168 mil pesos, ante el valor de 20 a 30 mil pesos para las ganaderas de mas al norte), sólo quedaban para este enero algunas consultas ante ínfimas ofertas.
Nada, en medio de estas medidas antojadizas, logra normalizar el mercado inmobiliario y salvo las grandes oportunidades no se puede concretar un ritmo de negocios que permita tranquilizar a todos los actores de este rubro, donde por supuesto productores quedan inmersos en otro segmento más de desidia.

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