Escenario de comunicación a 2016

Diario CASTELLANOS participó el viernes de un encuentro de debate sobre la realidad comunicacional del sector agropecuario.


En un marco especial, la iniciativa del Círculo Argentino de Periodistas Agrarios y la Bolsa de Comercio de Rosario, congregaron el pasado viernes a una importante cantidad de comunicadores, periodistas y representantes de empresas y entidades vinculadas al campo argentino, para poner en debate la mirada hacia el año entrante.
Fue sugerente la idea de pensar sobre el tópico "¿Qué pretende usted de mi?", para analizar el rol de cada uno en un mismo plano.
La apertura la hicieron el titular de Rofex, el mercado de futuros de la BCR, Luis Herrera y Adalberto Rossi, presidente de CAPA, dando lugar a Gabriel Delgado, secretario de Agricultura de la Nación, Pilu Giraudo de Aapresid, Federico Trucco de Indear y el periodista de La Nación, Félix Sanmartino.
De aquí surgieron parámetros que fueron debatidos en el resto de la jornada, ya que fue el propio Delgado, excandidato al Ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense de la mano de Aníbal Fernández y quien cumple un mandato en el MAGyP desde hace dos años, donde manifestó su preocupación por la desconsideración que la opinión pública tiene sobre el campo y sus actores. Mientras fue este mismo Gobierno el que se encargó de instaurar muchas de estas ideas en la sociedad, desde la pelea acérrima de 2008, es extraño escuchar esas expresiones por parte de un funcionario que permaneciendo en el cargo aceptó condiciones políticas y fue responsable de accionar en algunos sentidos dando la espalda al sector en sus reclamos. Pero otro punto interesante fue cuando pidió con un neologismo "desagriculturizar" los mensajes que se dan desde los medios especializados. El funcionario considera que hay que hablar desde los medios a todos, no hay que segmentar las posturas con mensajes sectoriales.
El panel siguiente incluyó a Gastón Fernández Palma de Maizar, el presidente de Federación Agraria Argentina, Omar Príncipe, Fernando Zubillaga de Crea, Sean Scally de Caprove, Javier Lanari de Infocampo, Juan Capecci de Telam, Carlos Vedoya Recio de NEA Rural; y Gustavo Gigena de la revista rafaelina Nuestro Agro. Con Daniel Vaca de CAPA, como moderador, uno de los puntos salientes del momento fue el Plan Estratégico Agroalimentario 2020, que tiene objetivos claros, pero nula planificación para acceder a las cifras sectoriales, al menos en el marco de este Gobierno que fue el que lo presentó, varios años atrás.
Ya con la mirada de las empresas, participaron Ignacio Duelo de Ledesma, Hernán Maurette de Nidera, Victoria Manny de Monsanto, Andrea Faisal de Grupo Motta, Paula López de El Cronista Comercial, Mariano Galíndez de Punto Biz, Belisario Saravia Olmos de El Tribuno de Salta y Gerardo Gallo Candolo de Radio Mitre. Se habló entre otros aspectos de la responsabilidad de las firmas al momento de comunicar y también de la dependencia de las pautas publicitarias y la difusión.
Seguidamente se habló de Organismos Públicos y periodistas, con la presencia de Sergio Hernández del Banco Provincia de Buenos Aires, Máximo Bontempo del INTA; Juan Manuel Repetto de la FAUBA; Alberto Baldo de Renatea; Miguel Ruberto de Campo en Acción; Daniel Aprile de Radio Del Plata y Marcos López Arriazu de Infocampo, además de Elida Thiery en representación de Diario CASTELLANOS.
A continuación tomamos el eje de nuestra periodista para su exposición donde también destacó el valor de los profesionales del interior del país que trabajan con ciertas desventajas ante las condiciones que tienen colegas de Buenos Aires, pero a la vez mencionó la demonización que este Gobierno hizo de la profesión, que hoy tiene que enfrentar cuestionamientos y presiones poco habituales para cumplir con el trabajo.

Sin temor a comunicar

Analizando al sector agroindustrial desde su mayor despegue, luego de la crisis de 2001, se presentaron situaciones novedosas que llevaron a empresas y a instituciones a precisar un desarrollo del área comunicacional de manera inmediata, que aún no termina de profesionalizarse, ni instalarse por completo, no solo en las referencias principales de organismos, cámaras o entidades sino en una mirada desde el interior del país y todo el espectro de organizaciones que lo componen.
Fue para el campo y la industria un desafío muy complejo el de tener que afrontar la idea de salir a contar situaciones internas, de cifras, de ecuaciones numéricas, de necesidades políticas e incluso de internas dirigenciales, para poder explicitar las situaciones estructurales de segmentos productivos hasta ahora desconocidos para la población y la opinión pública en general.
Luego del conflicto por retenciones móviles de 2008, esta situación se multiplicó. Abruptamente se encontraron modos improvisados de comunicación por parte de dirigentes declaradores seriales, organizaciones un poco más preparadas, tanto gremiales como industriales e incluso organismos estatales intentando aportar datos que lentamente dejaron de ser consecutivos y así perdieron consistencia en el hecho de contrarrestar planteos opuestos. Lentamente muchos comenzaron a temer la exposición mediática y esto volvió a contraer el acceso a circunstancias fehacientes.
Más allá de lo sabido sobre el INDEC, en esta situación el INTA, el INTI, el Senasa, como meros ejemplos quedaron expuestos y se fueron diluyendo los aportes de cifras. Demostraciones de esto están dadas por la prohibición que baja desde el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria hacia las fundaciones que manejan las inoculaciones contra la aftosa, para que no brinden cifras oficiales sobre las sucesivas campañas, lo cual permite ir segmentando el análisis de los rodeos territoriales, más allá de lo que se puede ver en el sitio web del organismo nacional. Claramente la liquidación es absoluta, de las más de 58 millones de cabezas de 2005, a las 39,4 millones de esta primera campaña de 2015, aporta ideas irrefrenables al conocer una realidad, más allá de lo que directa o indirectamente ocurra en cada distrito por separado.
Lo mismo ocurre con los valores de costo de producción de leche que otrora aportaba el INTA Rafaela a través de sus tambos modelo. Al ser punto de controversia con productores y de referencia para reclamar políticas activas al Estado, ya el Instituto no aporta más estas variables que servirían hoy oficialmente para medir la dispersión que afronta el tambero a la hora de cobrar por su materia prima y de balancear la propia economía.
En un proceso que no deberá ser lento, los organismos públicos deberán recuperar su papel de difusor de parámetros numéricos concretos, de apertura a los medios de comunicación, de acceso más habitual a los funcionarios, para que quienes estamos encargados de trasladar mensajes y analizar planteos cruzados tengamos más posibilidades de caminar en concreto hacia datos y situaciones reales, no solo dependiendo de la confianza lograda con trabajadores y mandos medios, hecho que también sucede en las industrias, las más temerosas de generar reclamos.
El compromiso de los organismos nacionales y su generación de información está dada con la sociedad y en esto los periodistas somos solo meros difusores e interpretadores de lo que ellos generan. Informar sin temer cómo se utilicen esos datos, es una materia pendiente de maduración en la agroindustria, pero a la vez en instituciones dependientes del Estado. El rol periodístico también se debe dar en estos términos, lejos de los recelos, porque a mayor transparencia en las acciones, menor cantidad de consecuencias negativas en su conocimiento y actualización.

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