Las heladas llegan a tiempo pero ante pocas reservas

En el campo se frenan los procesos de crecimiento y en los tambos la preocupación crece por la falta de reservas, luego de un otoño cruel. Palabras de aliento desde el INTA Rafaela, llaman a esperar los verdeos en unos dos meses.


Por Elida Thiery - Para muchos las heladas de los últimos días no afectaron mucho más que los parabrisas de los autos por la mañana, o la cantidad de abrigo a tener en cuenta para salir a trabajar, sin embargo, son un signo típico del invierno que llegan a tiempo esta vez para marcar lo que en definitiva terminará siendo una falencia más para el sector productivo.
En el campo las heladas vienen a aportar un condimento más a la crisis que se arrastra desde febrero y que se intensificó en abril.
Para comprender su alcance, CASTELLANOS consultó a un entendido en temas agrícolas, el Ing. Agr. Jorge Villar , director de la Estación Experimental Rafaela del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. 
"Estas heladas son absolutamente normales, porque las primeras se tienen que dar cerca del 12 de mayo, aproximadamente o sea que las de estos días marcan que no hubo fenómenos tempranos, que estamos en fechas completamente normales e incluso con esta intensidad".
Lo que este especialista en temas agrícolas remarca es que en un marco de múltiples preocupaciones, sobre todo para los productores tamberos, "estas condiciones climáticas lo que hacen sin duda es frenar el crecimiento de las pasturas, hacen que se estiren mucho más allá de lo normal los períodos de pastoreo y el productor queda con mucha más dependencia de lo que son los forrajes conservados". Es entonces que "lo que haya podido hacer de forraje conservado, lo que tenga de rollo y eventualmente algo de concentrado es lo que puede ayudar al productor". Como todo redunda en consecuencia económica, la preocupación es entendible en tambos que ya no son rentables, en tiempos donde se necesita leche aunque se pague poco.
Villar sostiene que "veníamos muy complicados, aquellos que pudieron hacer algo de pastura antes de las lluvias de abril, lograron algunas reservas, sobre las que hay que pensar que hubo un consumo prematuro, para atravesar parte de abril y mayo, porque la mayoría de las explotaciones son de base pastoril, por eso lo poco que se tenía en muchas de las explotaciones se consumó". Además, "en otros casos se fracasó con los materiales más tardíos, porque no se pudo cosechar todo por falta de piso, entonces las pérdidas hicieron que el productor esté hoy bastante restringido".
Algunos audaces "intentaron hacer algo de verdeo para poder superar esta etapa, por lo tanto, como no van a estar hasta dentro de 60 o 70 días, la espera va a ser larga". En gran parte de nuestra zona se perdió toda la alfalfa y con ella la expectativa de llegar más holgadamente a la primavera. "Salvo algo que haya rebrotado de alguna gramínea como son las de tipo cebadilla o ryegrass, no hay mucho más para los animales y es por eso que las pocas reservas hay que saber utilizarlas y cuidarlas, tratando de llegar hasta empezar a tener lo que se pudo haber sembrado". Todo el secreto está en el manejo sobre lo que se tiene, en la previsión que se haya podido hacer previo al fenomeno climático o lo que algún ahorro fortuito pueda generar para comprar en un mercado de poca disponibilidad. La calma que traslada el ingeniero Villar es la que hay que considerar para seguir en el negocio, para resistir y sobrevivir en un negocio lechero que claramente tiene nuevos paradigmas, nuevos precios y desafíos alternativos para los sobrevivientes.

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