Por Elida Thiery - Desde hace años los productores agropecuarios y las instituciones que las representan reclaman seguridad para la ruralidad.
Los delitos vinculados al abigeato, el faenamiento de animales e incluso los robos de objetos en los campos jamás se investigan o se toman con seriedad entre las autoridades.
En momentos como los de ahora, con una crisis económica y social creciente, son cada vez más frecuentes este tipo de hechos que sorprenden a los productores.
Esta mañana de sábado, un productor de Vila, localidad santafesina del Departamento Castellanos, encontró en uno de los corrales a una vaca faenada en el lugar, siendo ya el segundo animal que pierde en poco tiempo. En el mismo acto le sustrajeron la pantalla solar que activa el bollero electrico.
Según comentó el productor se hizo la denuncia correspondiente en la comisaría. "Me tomaron los datos, pero nadie fue al campo porque el oficial no sabe manejar, así que me pidió que le pase las fotos".
Claramente con este tipo de reacciones jamás se detendrán los hechos y mucho menos, se podrá investigar el hecho en lo absoluto.
La inseguridad no es exclusiva de las ciudades y los pueblos, sino que también afecta de manera constante en las zonas rurales. La inacción de la Justicia y la Policía en estos casos lleva a generar un negocio en negro de carne vacuna, que fácilmente se puede detectar en comercios que venden cortes a precios irrisorios respecto al resto del mercado. Los apresados o condenados por este tipo de delitos son los menos en el mapa del delito aplicable a regiones productivas.
En las comisarías de los pueblos no existen acciones de prevención o patrullaje, e incluso es muy compleja la expansión de acciones y en cantidad de efectivos de Los Pumas, la policía dedicada a los delitos rurales.
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