La lechería superó mejor el verano

A diferencia de 2019, el primer bimestre del año aportó seis por ciento más de materia prima y los precios siguen acomodándose. El titular del OCLA remarcó que la falta de conducción en política lechera está debilitando la circulación de datos oficiales.
 
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Atravesando ya la segunda semana sin lluvias y con altas temperaturas, es el cierre del verano el que mayor irregularidad termina generando en la producción agropecuaria y para el tambo en particular, aunque no evita esto que el balance sea positivo respecto a la comparación interanual.
“Arrancó enero con un 5,5 por ciento más de leche que el año pasado. Los datos que tenemos de febrero son similares o superiores, con lo cual en el primer bimestre estaríamos seis por ciento por encima en la producción”, comenzó detallando a Agrofy News, Jorge Giraudo, el titular del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina.
Si bien no existe un cúmulo de expectativas que puedan hacer salir de los parámetros habituales a la actividad, es el ritmo inflacionario el que sigue acompañando el acomodamiento de precios, de la industria a la producción.
En este marco, “el precio de enero estuvo en 17,70 pesos en promedio y por lo que podemos ir sabiendo el de febrero estaría unos 50 centavos arriba, promediando 18,10 pesos por litro, por lo tanto el precio se viene moviendo un poco por encima de la inflación y manteniendo la expectativa de seguir sosteniendo a la actividad”. El productor tiene hoy el 33,3 por ciento en la participación del valor del litro de leche equivalente,  aunque 1,1 por ciento menos que diciembre.
Más precio marca una necesidad industrial de sostener el suministro de materia prima, en un contexto complejo en cuanto a la demanda mellada por el costo de vida, e incluso por el contexto internacional.
Giraudo detalló que “el sector exportador cayó casi 10 por ciento el año pasado y eso va a continuar este año, producto de las retenciones al nueve por ciento en la leche en polvo y también un tipo de cambio retrasado”, a lo que se agregan los quesos con cinco puntos de quita por ventas al exterior.
La retracción es tangible para la exportación de lácteos, lo cual no tuvo contemplación alguna en el retoque de derechos impositivos para las ventas que se diera a conocer este martes. Fue de 798 millones de dólares el movimiento durante 2019 y con una caída específica del 9,1 por ciento entre 2018 y 2019, no se hace más que seguir retrasando el movimiento que necesita una industria que tiene proporcionalmente a muchos empleados, con alto costo y que no puede compensar internamente todos esos valores.
Si bien los valores internacionales de los lácteos siguen con un comportamiento bastante estanco, ahora con situaciones ligadas al coronavirus e incluso la merma productiva en otras cuencas globales, hacen que las proyecciones brinden horizontes  de oportunidad para Argentina, pero no de rentabilidad como se necesita.
 
Falta de respuesta
 
Sin haber aún indicio alguno de un responsable para el área lechera del Ministerio de Agricultura, a casi tres meses de la asunción del nuevo Gobierno, desde el Ocla ya se hizo el segundo reclamo formal al respecto, porque además de no tener políticas sectoriales adecuadas, se debilita la estructura de datos, que en definitiva fue una de las pocas variables que se pudieron instalar para la lechería en la gestión anterior.
“El Ocla funciona con datos y a medida que nos los retacean no podemos funcionar. Todavía no hay un balance lácteo de 2019 y por eso tuvimos que armar nosotros uno provisorio. Si bien la estructura está vigente en el Ministerio y establecida resoluciones para la rendición de datos, claramente sin una conducción se está generando este retraso. Sería importante que alguien asuma este rol para mantener fluida la información, que claramente ha mermado de diciembre a la fecha”, aseguró el titular del Observatorio.
 
Objetivos comunes
 
Contextos de constante cambio e irregularidad hacen que la lechería deba mirar más allá de esta coyuntura y salir del debate por los precios. “Tenemos que pensar en las cosas que el sector puede hacer más allá de la política de turno o de la convocatoria a una mesa de competitividad, que sabemos que tampoco ha tenido los frutos esperados. El sector tiene que ponerse firme y resolver cuestiones que tiene a mano”.
Giraudo va más allá de la informalidad que reina en cada sector productivo, e incluso de la volatilidad del mercado, que puede comenzar por “institucionalizar al sector”.
El 1º de abril en Rosario, el Outlook Lechero 2020 organizado por FunPel pretenderá comenzar a pensar situaciones ligadas a esto, con especialistas de Nueva Zelandia y Uruguay que aporten su experiencia en las formalidades de la cadena. Pero también se debatirá con ejemplos de lecherías parecidas a la nuestra el porqué de la pérdida de hasta nueve centavos de dólar por litro.
“Estamos planteando la posibilidad de contar con la presencia del productor y del industrial para el debate, para generar ideas que se puedan traducir en políticas para el sector, a partir de una voz más monolítica y consensuada, con trabajo e investigación. El Outlook tiene la misión de pensar en una lechería sostenible en el largo plazo, más allá de la política y la economía del momento”.

 Lo que Jorge Giraudo intenta explicitar es que por primera vez las dos partes fundamentales de esta cadena productiva se empiezan a poner de acuerdo en las necesidades estructurales del sector. La lechería empieza a entender que consolidar la mirada, que generar las bases de su propio lobby, puede tener a mediano plazo consecuencias positivas.

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