El Ministerio informó que el promedio per cápita subió el año pasado a los 190,9 litros, por sobre los 182,2 litros de 2019, aunque sobre productos más económicos.
(Magyp) - El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Lechería, informa que el consumo interno de productos lácteos se incrementó 5% durante 2020, revirtiendo la caída de los últimos cuatro años.
En este sentido, durante el año pasado se alcanzaron los 190,9 litros per cápita, marcando así un crecimiento desde los 182,2 litros per cápita del 2019.
Por su parte, la exportación de productos lácteos creció casi un 19% en relación 2019, representando 23 por ciento en toneladas y dólares, según se desprende de los resultados del Balance Lácteo Anual publicado.
"Se trata de números importantes para la cadena láctea, en un año en el que tuvimos que afrontar las dificultades ocasionadas por la pandemia y que ha mostrado la capacidad del sector para sostener e incrementar la producción para garantizar el abastecimiento interno y mejorar los niveles de exportaciones", expresó el director Nacional de Lechería, Arturo Videla.
Los números del informe producido por el área de estadística de la dirección muestran además un crecimiento del siete por ciento, en comparación al año anterior, de la producción primaria, mientras que las importaciones disminuyeron un 47 por ciento.
ACLARACION
Lo que no menciona el informe oficial es que ese consumo se restringió a los productos más económicos de la oferta lechera. Del mismo modo, no se destaca que ese rango de demanda está muy lejos de lo que sucediera hace más de una década, cuando por persona el consumo superaba ampliamente los 200 litros al año. Tampoco hay un detalle de la influencia de la leche social durante 2020.
Sin embargo, lo más importante es que el Balance tiene mal calculados los datos, ya que en realidad el reparto de los litros al consumo interno termina dando un promedio de 184,5 litros per cápita, con lo cual la expansión está en 1,2 puntos porcentuales.
A veces un mal cálculo apura una comunicación y se termina confundiendo a la población con datos que no son reales.
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