Horas después de haberse publicado la nota este miércoles, aparecieron los fondos pendientes en las cuentas de los trabajadores.
Había sido a mediados de septiembre que la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina accedía a retomar las negociaciones en el ámbito de la provincia de Santa Fe y ya no a nivel nacional. Con las tres plantas industriales en el territorio y con demoras salariales que había empezado en abril, con la pérdida completa de la provisión de materia prima, se resolvía emparchar y tratar de seguir.
Era el abogado del gremio, Alberto Coronel, junto con los secretarios generales de las seccionales de Atilra, encabezados por Domingo Posetto de Rafaela, quienes sellaban un acuerdo de pagos semanales de las deudas salariales que se fueron cancelando cada lunes con dos pagos de 700 mil pesos y luego de un millón, esquema que debía sostenerse hasta el 8 de enero, cuando vencía esta firma entre las partes.
Con deudas a tamberos que permanecen en un limbo y que han generado diferentes organizaciones para su reclamo, la firma no pudo mostrar nunca una reacción concreta a su crisis, soluciones que puedan dar indicios hacia adelante, habiendo sído sólo la acción de recorrer una vez la planta de Clason con responsables de Adecoagro, para encontrar alguna opción de negocio hace un mes.
Como en una escena de película, la familia Espiñeira sólo pudo aferrarse a una tablita de madera para llegar a enero, siendo ese sustento los contratos de fasón con terceros. De ahí surge únicamente el ingreso para pagar salarios, sin ningún tipo de rentabilidad y con el uso de la oportunidad de una primavera con más leche.
Es en la planta de Lehmann, donde está la clave de la constancia, con el secado de materia prima para Saputo y Punta del Agua, mientras que en Clason y Suardi, sólo las oportunidades puntuales las activaron, por ser donde se produce el resto de la línea que siempre circuló Verónica en góndolas y heladeras.
Pero los problemas crecen y el tiempo apremia. Desde este martes, se inició en la planta de Clason una retención de tareas, que se siguió desde este miércoles a la madrugada en Lehmann y Suardi, por la faltante de pago de 290 a 250 mil pesos por empleado, del millón que debía entregarse el pasado lunes.
Según cuentan algunos empleados, el propio Domingo Posetto trató de evitar la medida el martes por la tarde en una reunión que tuvieron en la cocina de la planta de Lehmann, sin embargo, sigue siendo la gente la que define los reclamos, está decidida a defender su puesto de trabajo y necesita respuestas reales y concretas.
La retención de tareas de manera total es la única forma que tienen de exponer una crisis que no deja de crecer y que se multiplica en importancia con la llegada de las fiestas y un aguinaldo que se aleja de la posibilidad de pago.
A este marco de crisis se agrega que, tal como lo había adelantado Bichos de Campo y que molestó a los responsables de la organización, se hizo el festejo por la elección de nuevos delegados de la planta de la zona de Totoras, encuentro que se terminó corriendo al 4 de diciembre y trajo consecuencias impensadas.
Con el ingreso ocasional de 40 mil litros de leche que debía ser envasada en Tetra Pak y con marca Verónica, ocurrió que en esa jornada no había personal para la recepción y descarga, proceso que se hizo horas después y que terminó acidificando la materia prima, pudiendo recuperar sólo una parte de la carga para derivarla a la producción de queso parrillero.
Esa situación de vaciamiento de la planta terminó generando una reunión bastante ríspida entre el propio Alejandro Espiñeira y los responsables gremiales, que quizá hayan comprendido así que no hay nada que celebrar cuando hay 700 puestos de trabajo en riesgo.
Lácteos Verónica sigue muy complicada y las alternativas de solución no están a la vista.
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