Tres vacas con cuatro premios para estar entre los mejores Holando de Sudamérica

La cabaña “La Magdalena” de los hermanos Felissia consiguió desde Rafaela importantes recnocimientos para Argentina en la primera competencia virtual internacional que se organizó desde Uruguay. Juan Felissia destaca esta forma de medir el trabajo que será una realidad cada vez más repetida en los próximos años. También participaron y ganaron reconocimientos otros tres criadores nacionales.



Por Elida Thiery (Agrofy News) - En medio de tantas restricciones por la pandemia de Covid-19, la Sociedad Criadores de Holando del Uruguay pensó en una manera de poder interactuar mejor con sus socios y ampliar las fronteras, presentando la 1° Copa Holstein Sudamericana, donde cabañas de ese país, de Argentina, de Brasil, de Perú y de Colombia presentaron de forma virtual a sus mejores animales para que sean evaluados en las diferentes categorías.

Nuestro país estuvo muy bien representado y desde la principal cuenca lechera se celebraron varios premios en el comienzo de diciembre.

Volvimos entonces a la cabaña La Magdalena, a la que habíamos visitado cuando contamos sobre la apertura de un segundo tambos, en el ingreso este de la ciudad de Rafaela, para conocer algo más de los resultados de un concurso que permite comparar de forma virtual el trabajo que los referentes lecheros de sudamérica están haciendo.

Juan Felissia abre la puerta de su casa, que está en la misma cabaña y entre copas, medallas cucardas, fotos y pinturas de vacas holando comienza la charla.

Esta nueva forma de exhibir a los animales le dio vida a esta primera exposición virtual, junto con las entidades hermanas de los otros cuatro países, aportando Brasil desde tres asociaciones que funcionan de forma separada y no unificada como en el resto de los casos.

Siete categorías, dos de terneras y cinco de vacas, eran el requisito para que todas las entidades presenten animales y así tener asegurado el volumen de ejemplares. Además cada país nombró a un jurado, que elegía tres animales por categoría, sin incluir a las de su propio país, evaluando a partir de un video de 20 segundos, copiando un sistema que se usa en Europa.

“Es la primera vez que se puede competir con vacas de otros países. Es una buena forma de trabajar, que necesita cambiar algunos detalles, pero que puede seguir funcionando con el correr de los años”, dice Juan José, que es el responsable de la cabaña que lleva adelante con sus hermanas.

La Magdalena presentó animales en las siete categorías, fue algo así como un desafío personal y consiguió la mayor cantidad de premios que vinieron a nuestro país, además de lo conseguido por la Cabaña La Lilia de Barberis, los animales de Teodoro Mulder y de la Cabaña Campazú.

El premio principal del concurso se lo llevó Menge Doorman C2489 de Hendrik De Boer e/ou Reinaldo De Boer, representando a la Asociación Parananense de Criadores de Bovinos de Raca Holandesa. El Reservado Gran Campeón fue para Grillesca 1336 Racer Luana de José Gurgitano Blumetto de la Sociedad de Criadores Holando del Uruguay.

Felissia acumuló los siguientes premios, que fueron cuatro con tres animales. Reservado Campeón Solteras, la ternera Ninin Sherry Epic Undenied T-E, que también se quedó con el premio reservado en la categoría 1 de Solteras Junior.

En la categoría 5 de vaca 4 años, Felissia Hnos. consiguió el campeonato con Ninin Saltarina Atwood Silver.

Todas estuvieron en la única exposición en la que participó la cabaña La Magdalena, que fue la Muestra Anual de la Sociedad Rural de Rafaela, donde también recibieron premios.

Otra reservada la consiguió en la categoría 6 de vacas 5 años, con Ninin Connie Shottle Dempsey.

El resto de las cabañas argentinas premiadas fueron en la categoría Soltera Senior, fue reservada Apache Juncal Rager-Red Juana de Teodoro Mulder. En la categoría 3, Vaca 2 años, la reservada fue para Campazú Xety 5272 Pety, de la cabaña bonaerense.

La tercera mejor hembra de la categoría 5, Vaca 3 años, fue La Lilia Ember Gloria Solomon T/E de la familia Barberis, que también obtuvo el tercer lugar en la Categoría 7, en vaca de 6 años o más, con La Lilia Reina Clela Sanchez T/E.

El campeonato en cuanto a conjunto de vacas lecheras quedó para la Asociación Parananse de Criadores de Raca Holandesa, mientras que Argentina con el conjunto presentado por ACHA fue reservada, relegando al tercer lugar a la presentación uruguaya.

“El premio que recibimos es un lindo premio, porque en Uruguay tienen una economía dolarizada y no bimonetaria como acá, entonces cada vaca que ganó el premio fue en dólares y Argentina logró sumar 800 dólares que se derivan directamente a ACHA y está definido que tendrán como destino ayudas a escuelas técnicas”, contó Juan.

En tanto desde la Asociación le confirmaron a Agrofy News que el destino de los fondos se repartirá entre establecimientos que los propios cabañeros elijan, para apoyar la formación de futuros trabajadores y profesionales de la cadena láctea argentina.

“Esta competencia a mi me entusiasma, porque creo que va a ser la forma de competir a muy corto plazo. La locura que hacemos nosotros de ir a las exposiciones, de salir de la cabaña con personal y animales durante cuatro días o una semana, es algo que económicamente no es viable, además de tener cada vez menos mano de obra apta para este tipo de actividades”.

Felissia explica que el camino será el de elegir a dos o tres animales por año, que sean grabadas para competir a distancia y que aunque requieran ser amanzadas para la tarea de caminar y pararse para lucir su estampa, pero insumen otro trabajo.

“Por año yo tendré a unos 50 o 60 clientes que vienen a la cabaña, pero serán tres los que van a ver las vacas. El que viene confía en lo que vos le vendes, pero si yo no crío las vacas para que alguien las vea, para que las crío. Las vacas son todas divinas, pero después hay que ponerlas al lado de otras para ver si realmente son buenas”.

El concurso sirve para sumar a la trayectoria individual, pero también para empujar al negocio lechero de cada país, favoreciendo más a los países que trabajan de una manera más amigable con los productores, como puede ser el caso de Uruguay que en su dimensión está haciendo una amplia diferencia en la exportación de productos, pero también de animales, frente a las restricciones argentinas.

Historia y pasión por las vacas

Como gran especialista en su trabajo, Juan tiene todos los datos de los animales en la cabeza, no sólo cuánto producen por día y cuáles son las mejores vacas, sino lo que le pasa a cada una, en que lote están cada día y ante la duda, con todos los papeles a mano se entiende mucho más la importancia de contar con control lechero oficial, para tener un panorama al detalle del tambo y el trabajo genético que hay detrás.

La historia de la familia en la lechería empezó allá por el año 1933, sin embargo la cabaña La Magdalena comenzó a exponer como tal en la pista de Rafaela en 1938. Es entonces que la pandemia planteó un trabajo diferente e histórico, de no salir a exposiciones, de producir más y de invertir para seguir sosteniendo la tradición y elevando la mirada para una lechería mejor, incluso a corto plazo.

Hoy con dos tambos, ordeñan 220 vacas que estuvieron en la primavera muy cómodamente arriba de los 45 litros diarios antes del golpe fuerte del calor y la sequía. En total tienen 620 animales, todos con “mérito genético”, haciendo un trabajo que no tiene a la alternativa de la ganadería de carne a la vista, sino que es una tarea netamente lechera.

“El tambo es autosustentable, llega ahí con los números, da para pagar el alquiler, dividir un poco, de vez en cuando vender animales. La cabaña permite otra facturación, pero tenés unos gastos gigantes”.

Da gusto escuchar con el detalle que habla de cada una de las tareas, sabiendo que su nivel de exigencia tiene un resultado exacto en los animales. Juan Felissia explica que “la cabaña es tradición, es gusto, es lo que sabemos hacer, pero el trabajo es mucho”, ya que la apuesta de cada día parte de un embrión, de la transferencia, de la preñez, del parto, de la cría de dos años y después salir a vender un animal que lo busca un mercado segmentado, más orientado a los tambos chicos a medianos, los que quieren hacer algo más con la lechería, ya que el mercado de semen está más orientado al material importado.

“Es un buen negocio, pero requiere de mucha inversión. Tenemos la influencia de la tradición, de la historia de la cabaña”.

Habiendo superado muchos meses de tensión por los planteos amenazantes que lo podían dejar por completo alejado de planificar un futuro, con el proyecto de prohibición de aplicación de fitosanitarios en todo el periurbano y zona rural rafaelina, Juan Felissia se anima ahora a pensar en las posibilidades que se presentan desde el límite este de la ciudad.

“Hoy el tema de la ganadería de carne, con cruza entre Holando y Aberdeen Angus puede ser una opción, pero tengo claro que no se puede poner un tambo en una zona que no tenga un buen acceso, entonces con limitantes para conseguir tierra abre a esa posibilidad”.

La sequía hoy es un problema en el tambo por lo que significa a futuro para la reserva de silos y pasturas, pero lo que no se resuelve con lluvias es la inflación, que está instalada hace años y que va a seguir siendo parte de lo cotidiano por mucho más.

“Además de la suba de precios, es un problema grande la falta de insumos, que pueden ser cubiertas para el tractor, para la camioneta, pero incluso no hay alambre para hacer fardos”, entonces la planificación se hace aún más difícil, cuando se produce al revés de lo que se hace en el mundo y como lo hacen nuestros competidores.

Comentarios

Omar Yacob ha dicho que…
Excelente y muy detallada tu nota Elida. Coincido 100% con lo expresado por Juan José. Saludos